Es una vieja polémica y una duda que a muchos nos asalta, sobre todo si estamos retenidos en un atasco: ¿funcionaría mejor el tráfico si no hubiera tantas señales y semáforos? En la localidad británica de Portishead realizaron el experimento hace cerca de un año y el resultado fue sorprendente. Las calles, habitualmente atascadas y con problemas para coches y peatones, se despejaron como por arte de magia cuando apagaron los semáforos y la circulación se hizo fluida y agradable. En el siguiente vídeo podéis ver cómo reaccionan los habitantes del pueblo, encantados con la iniciativa.
"Pensaba que no iba a funcionar", dice una señora, "pero todo el mundo se toma su tiempo, y se vuelven sensatos". "No puedo creérmelo", dice otra, "es absolutamente sorprendente. Hace unos días todo esto estaba atascado". En general, la experiencia hizo que los conductores se hicieran más responsables y que prestaran más atención a los peatones, ya que no tenían que poner la atención en los semáforos. De hecho, el experimento fue tan exitoso, que los ingenieros de tráfico han decidido dejar las luces de los semáforos apagadas para siempre.
La idea de que el tráfico se hace más racional con menos señalización no es nueva. Su principal defensor, el ingeniero holandés Hans Monderman, definió una estrategia conocida como "Espacio Compartido" partiendo de la premisa de que las ciudades están exclusivamente diseñadas para los coches y que los espacios funcionan mejor cuanto más responsabilidad se deja a conductores y peatones y menos señales artificiales les distraen.
Su idea se puso en práctica de modo experimental en diversas localidades la Unión Europa entre 2004 y 2008, fecha en la que Monderman falleció. La iniciativa fue un éxito en todas partes, se redujo la velocidad media, bajó el número de accidentes y se mejoró la circulación gracias a que la gente se hace más responsable cuando debe negociar el espacio compartido por el que se mueve. Como estas cosas resultan difíciles de creer si no se ven, os dejo un ejemplo de una ciudad holandesa donde se puso en marcha una de estas experiencias, en el año 2002:
Por supuesto, también hay críticos que ven a las teorías de Monderman algunos inconvenientes serios de seguridad, y sobre todo un serio inconveniente para personas como los ciegos, que sin límites claros de diferenciación de la calzada se desorientarían, y para los ciclistas, que tienen que pelear por un espacio con los coches.
Personalmente, no he tenido la ocasión de conducir en ninguno de estos espacios, pero mi experiencia al volante por el mundo me dice que Monderman tiene parte de razón. En EEUU, por ejemplo, muchos cruces no están señalizados y simplemente se cede el paso al primero en llegar, sin que suela haber problema de ningún tipo. Eso sí, como es cuestión de educación, puede que algunas sociedades aún no estén preparadas para algo así ¿Vosotros qué pensáis?
Un beso.
Escrito por Jake|22 de Octubre 2010 a las 10:29 AM|Los espacios compartidos los veo un poco problemáticos y la falta de semáforos podría serlo para los peatones, pues los coches no suelen parar por propia voluntad en los pasos de peatones en muchas ciudades.
De todos modos, que tomen nota los genios que inventaron las rotondas con semáforos, no hay cosa más inútil.
El Replicante es Inagotable|22 de Octubre 2010 a las 03:31 PM¿Y las rotondas al revés como en el Arco del Triunfo de París? ¿A quién se le ocurrió semejante despropósito?
El Replicante es Jake|22 de Octubre 2010 a las 10:51 PM