STAND TO REASON

- Saludos, sabio entre los sabios.
- Saludos, príncipe Agamelón.
- Me han dicho que con tus conocimientos ancestrales, conoces todas las explicaciones de los sucesos de este mundo.
- Así es, señor.
- Decidme pues, ¿por qué el sol sale cada mañana y se pone cada noche?
- Bueno, esa explicación es porque la melena rubia de Jaimita, la esposa del dios entre los dioses, que hace ondular su pelo por todo el mundo, y cuando lo tenemos delante, sus pelos brillan; y cuando no lo están, tenemos la oscuridad.
- Ya, claro…. ¿y no hay más explicación?.
- No, señor. ¿Tenéis alguna teoría?
- Bueno, sí. En realidad creo que una estrella realmente grande gira…
- No, señor. Las estrellas están inmóviles en el universo. Igual que nuestro planeta.
- Lo entiendo, gran sabio. ¿Y por qué llueve?
- Son las lágrimas del dios Pantuflo, jefe de los dioses, que llora de pena al ver la humanidad abocada al desastre.
- Sí, eso sí que tiene sentido. ¿Habéis oído algo de la evaporación?
- Es el castigo que sufrió el rey del Térnaso cuando intentó ligarse a Jaimita.
- Bueno, me refería más bien al efecto de evaporación de los mares.
- Con todo respecto, príncipe. No creo que el dios de los mares intentase ligarse a Jaimita. ¡Y menos con los tentáculos que tiene de cintura para abajo!
- Sí, ejem. Eso sería muy absurdo… ¿estáis intentando convencerme de que todas las cosas ocurren porque hay algún diosecillo metido en ello?.
- Exacto. Todas las cosas tiene su explicación divina.
- ¿Queréis decir que hay un dios que roba los calcetines perdidos?
- ¿Perdón?
- Los calcetines. Todo el mundo pierde los calcetines. Ya sabes lo difícil que es conseguir los pares de calcetines. Sobretodo después de meterlos en la lavadora.
- Emmm… ejem… bueno, sí, claro. No es precisamente un dios. Es más bien… emmm… cómo explicarlo para que me entienda un neófito…
- Os escucho con interés.
- Bueno, es un duendecillo… ¡sí! El dios Pantuflo castigó a Caínus, por haber matado a su hermano Abelius, a vivir el resto de su vida viviendo en.... en… lavadoras. Y alimentándose únicamente de sangr… calcetines. Eso, calcetines.
- Es una historia excelente, oh sabio. ¿Y por qué creéis que perdemos los mecheros?.
- ¿Mecheros? ¿Perdemos los mecheros?
- Sí, me refiero a que… de alguna manera siempre acaban en los bolsillos de otro. No es hurto. Es algo místico, ¿no creéis? Siempre ocurre.
- Errr… claro, ya sé de lo que me habláis. La historia de los mecheros robados… claro, claro…
- Claro, tiene que haber un dios implicado, según las tradiciones antiguas…
- Por supuesto. Creo que tiene que ver cuando Perseópulos le robó el fuego a los dioses. Entonces, como castigo, los dioses le dijeron “¿ah,sí? Pues ahora tú y los tuyos siempre perderéis el fuego que llevéis encima?”… aunque es una historia muy antigua. No la recuerdo bien.
- Creo que nunca escuché esa historia. Es de lo más emocionante. Tengo otra cuestión.¿Por qué cada vez que se os cae la tostada, siempre cae por el lado de la mantequilla?.
- Debo decir, que siempre desayuno huevos con bacon y yo…
- ¿Supongo que, independientemente de tu desayuno, conocerás la explicación divina?. ¿Ha oído hablar de Murfóteles? Tiene una teoría que…
- ¡Claro que hay una explicación comprensible! Ja, ja., ja… déjame pensar por qué.. emm… supongo que aquí no podré meter a Serséfone, diosa de la prensa rosa...así que…
- Os escucho.
- Emmm, es el dios de los Suelos y los Pavimentos, claro. Emmm, tiene un hambre endiablada y en cuanto tiene la oportunidad, intenta que la mermelada caiga de su lado. Para poder pegarle unos lametazos.
- Yo había oído que se llamaba ley de la mala suerte…
- Ése es su apellido, ejem.
- Y por último, ¿cuál es la explicación que mi hermana mayor, la princesa de Sarandonga, lleve quince años intentando tener descendencia y no lo consiga, y sin embargo, mi hermana joven, la princesa de Cuchibir-Cuchibiri, de diecisiete años, ya tenga tres niños, sin explicación aparente?.
- Es que, príncipe, vuestra hermana pequeña es un pendón.
- Eso es lo que quería oír. Soldados, apresadle. Ya estaba harto de escuchar tonterías de dioses.

Algo hizo pum y el príncipe Agamelón salió por los aires. Dicen que si los dioses se enfadan contigo, hacen que te vuelvas loco. Pero no es verdad. Si se enfadan contigo te dan lo equivalente a un palo lleno de pólvora con una mecha encendida en un extremo y "ACME Dynamite Company" escrito en uno de los lados.

Un beso.