LO DE TERRENCE MALICK

Terrence Malick es un tío raro. Nunca sale en público, no concede entrevistas, hace una película cada diez años, y no se tienen registros o fotos de él en cuarenta años. Además es uno de esos tíos que hace un cine muy particular.

Tenía ganas de escribir de qué va El árbol de la vida, pero no me ha quedado muy claro. No sabría deciros de qué va, aunque la viese mil veces. Bueno, va de la vida y del universo, sí. Pero realemente de ¿qué coño va? Imagenes de nebulosas y volcanes mezcladas con escenas de la infancia de un chaval que va creciendo para convertirse en Sean Penn.

Nunca había visto a tanta gente salir del cine antes de tiempo, ni siquiera viendo Daredevil. Una película que seguro que a cuatro gafapastas les habrá encantado pero que, seamos sinceros, no tiene mucho sentido. Bonita sí, pero es una ida de olla de tamaño catedralicio.

Y el problema no es que las imagenes sean aleatorias de formación del universo y cosas similares, es que la película dura más de tres horas. Y sinceramente, cansa.

Aun así, me quedé contento en una cosa. Dicen que Sean Penn se lo curró muchísimo para hacer esta película, que se había esforzado más que nunca para hacer el papel que le tocaba porque le había impactado mucho el guión y tal y cual. Y cuando vio, en el estreno en Cannes de la película, que en el montaje final, Terrence Malick había recortado todos sus registros a dos minutos de aparición, se cogió un cabreo de narices. Eso le pasa por ser un Cabrón Sobrevalorado.

Un beso.