SALIDOS DE CUENTAS

Yo también lloré viendo una película. Sí, yo, pese a ser un jivi duro, quisquilloso y sin sentimientos. Debía tener unos ocho años y estaba sentado en el suelo frente a la televisión. Debían ser las once o doce de la mañana y estaba viendo una película cómica.

La peli se titula Mejor solo que mal acompañado ("Planes, Trains & Automobiles" en inglés) y estaba protagonizada por Steve Martin y John Candy. La historia cuenta como Steve Martin intenta llegar a su casa en Chicago para pasar las Navidades con su familia, con la mala suerte que se topa con John Candy, que es un vendedor de cortinas para baño que es insoportable y le sigue a todos lados. Pasan mil y una historias cada una más alocada que la anterior hasta que al final, cuando llegan a la casa de Martin, éste se entera que Candy le había estado siguiendo todo el rato porque estaba solo en el mundo y sólo quería a alguien con quien pasar esas fechas. Al final Steve Martin le invita a pasar y son felices y comen perdices pero el momento se nos hizo a mi hermana pequeña y a mi insoportable y nos pusimos a llorar como magdalenas. Qué tiempos aquellos.

Salidos de cuentas es una historia parecida. Robert Downey Jr. es un arquitecto que tiene que volar desde Atlanta a Los Ángeles para llegar a tiempo para ver el nacimiento de su hijo, pero por culpa de un mal entendido con Zach Galifianakis, les expulsan del avión que iban a coger y tienen que ir juntos en coche. Después de mil y una aventuras, nos daremos cuenta que el alegre y despreocupado Zach en realidad lleva una pisada losa encima. Y al final se hacen amigos y todos felices.

La película tenía el bombo y platillo de ser la segunda película de Todd Philips, director de Resacón en Las Vegas, pero en este caso no es tan brillante el fruto como en su ópera prima. Es decir, es una película muy divertida y simpática, pero no es tan brillante como su antecesora en su forma de contarlo . Y esta vez no he llorado. ¿Seré que estoy muerto por dentro?

Un beso.