HAPPY SADNESS

El otro día estaba hablando con una amiga que no pasa un buen momento emocional. Amores y desamores y demás asuntos mortales que a nosotros, como dioses de la blogosfera, no deberían preocuparnos.

Además de llevar un bolso que era casi tan grande como una tercera parte de ella, me dijo que desde que estaba tan chunga, llevaba un cedé con su música triste favorita para escucharla en todos lados.

Personalmente, me parece una puta gilipollez. Si estás triste y escuchas música triste te estás regodeando de tu bajo estado de ánimo. Creo que debería estar escrito por ley que una persona que se regodea de su tristeza debe dejar de dar el coñazo a sus semejantes. Yo lo aplico a rajatabla.

Por ejemplo, tengo un amigo que lleva nosecuantos meses dando por culo con una tía. Él quiere salir con ella "oficialmente" y ella no quiere. Sigue sintiendo cosas por el ex y se los tira a los dos, y hace muy bien que conste. Así que le hemos sugerido -a mi amigo- que pase de ella y se busque hobbies nuevos. Pero no lo hace. De hecho, cada semana pasa lo mismo. El fin de semana, ella queda con su ex. Mi amigo está fatal y dice que no quiere volver a verla nunca más y que esta vez es definitivo. El martes o el miércoles él la llama para quedar. Y así, sucesivamente. Como lo suyo es regodearse de su propio estado de desdicha, ha llegado un momento en el que paso. Si me pregunta qué debo hacer le remito a la táctica Profundo Azul.

Siguiendo con lo de la música, yo creo que la gente que está triste debería escuchar música alegre continuamente, y su estado de ánimo mejorará y serán felices. Y a nosotros nos dejarán de dar el coñazo.

Ale, nos vemos en unos días.

Un beso.