PRUEBA ERROR

7 de mayo de 2010.

Ahí estaba yo, sentado delante de la ventana, viendo la lluvia caer. Me tomé una taza de café, inspiré profundamente y empecé a escribir la novela que iba a ser un gran éxito. Decidí escribir lo primero que me venía a la cabeza:

No, no. Mal. Uno tiene que dejarse influenciar de los clásicos, pero no copiarlos. Tendré que esperar a otro día de inspiración.

15 de mayo de 2010.

Volvía a llover. Así que pensé que era el mejor momento para escribir. Mientras la lluvia caía, le di una profunda calada a la cachimba que me habían regalado unos familiares muy viajeros. Cuando sentí que se me nublaba la mente, empecé a escribí:

Parece que la inspiración no era la adecuada. Necesitaba más, más, más.... Volveré a escribir otro día.

20 de septiembre de 2010.

Maldito verano. Aquí no llueve ni aunque lo maten. He tenido que esperar tanto... que putadón. Pero por fin volvía a llover. Volví a sentarme al lado de la ventana y me quedé mirando la lluvia caer. Al cabo de un rato, esparcí mi gramo de farlopa en varias rayas y me las metí todas. Tiré la cabeza hacia atrás y me puse a escribir casi de inmediato:

Nada. Esta mierda no funcionaba. Pensaba que la cocaína me serviría, pero no. Debe ser que lo mezclaban con demasiado detergente y aciete de motor.

12 de octubre de 2010.

Estaba en la compra cuando se puso a llover. Así que tiré las bolsas de comida y fui corriendo a casa, me quité los zapatos, encendí mi portátil. Ahhhh, la lluvia. Me quedé mirando la lluvia, inspiré profundamente cogí un globo con óxido nitroso y aspiré. Mientras la risa se apoderaba de mí, escribí:

Cuando recuperé la consciencia, me dolía mucho la espalda y la mandíbula, pero lo único que sabía es que la página la podría haber escrito el Joker. Mierda. No funcionó.

15 de noviembre de 2010.

La lluvia caía a lo bestia. Me senté delante de la ventana. Hacía frío y tenía los pezones como escarpias. Me quedé mirando la ventana. Respiré profundamente. Cogí un cuchillo y empecé a rajarme de arriba y abajo. Empecé a sangrar y entonces, con el dolor y la pérdida de sangre, empecé a escribir:

Pasé tres días en el hospital. Quince transfusiones de sangre después, ya estaba listo. Podía volver a empezar mi libro.

4 de diciembre de 2010.

Mi libro está resultando más complicado de lo que recordaba. Pero ya está. Lo tengo. Mientras la lluvia caía, cogí los litros de sangre de vírgen y los tiré alrededor de las estrellas dibujadas en el suelo. Encendí las velas negras, recité los cánticos satánicos durante horas y horas, me quemé el cuerpo con cera hirviendo y entonces... entonces... entonces... algo apareció en mi cabeza. Una idea.

¡Ya lo tengo! pensé. Se me ocurrió una idea genial que cambiaría la estructura literaria para siempre: escribir del final hacia adelante. Escribí:

Un beso.

Escrito por Jake|11 de Mayo 2010 a las 09:11 AM|