GRAN TORINO

Después de El Intercambio, aparece la película Gran Torino, mucho más simple y "pequeña" que su antecesora, pero igual de bien hecha.

En realidad, se le pueden buscar muchos fallos a esa peli: un guión previsible, un personaje típico y, creo que si la película no la hubiese protagonizado y dirigido el viejo Clint, probablemente no hubiese tenido tanta repercusión.

Pero qué queréis que os diga. Después de una semana dando por culo con Clint no voy a ponerme a ser objetivo ahora. Igual que me pasa con Woody Allen: me gustan más las películas dirigidas por Eastwood en las que también aparece como actor, que las que no. No es que no me guste Mystic River o El Intercambio, ojo.

Ya sé que sonará como una mariconada lo que voy a decir, pero Clint Eastwood se basta para llenar la pantalla él solito. Hace que suba el nivel de una película, aunque haga de secundario como en Million Dollar Baby. A mi me gusta que salga Clint, da igual que sea con sombrero o sin sombrero. Yo quiero verlo con esa cara de mala hostia mirando a un grupo de afroamericanos y que se caguen por la pata abajo.

Me gusta Gran Torino por eso. En realidad, es más de lo mismo: el tipo duro, racista y conservador que, sin comerlo ni beberlo, se vuelve un héroe para todos los asiáticos del barrio. Pero ver a Clint con una escopeta en una mano... es como volver a las películas rodadas en Almería. A punto he estado de comprármelas en DVD ayer, por cierto.

Probablemente, si alguien más se hubiese dignado en hacer esta película, le habrían tachado de sucio racista. Pero a él no. No puedes decir de Eastwood que es racista. Porque él es un ídolo de masas. Spike Lee lo dijo y ni dios le hizo caso.

En definitiva, una pequeña obra maestra de Clint. Bien dirigida, bien protagonizada y con un fina bonito y enternecedor.

Un beso.