Me levanté jodido, el otro día. Me rechinaban los dientes y tenía los pezones como para cortar cristal. Noté que estaban poniéndome vendas y apósitos por todo el cuerpo. Tenía en la nariz la sensación que tenía unos tubos de plástico.
Me llevaron a una habitación y me separaron de mi vecino con una pequeña cortinita. Me pusieron una manta eléctrica para superar el frío, pero no iba muy bien. Ahí me quedé, dolorido y confuso, sin poder hablar y mareado.
No sé cuánto estuve ahí, si una hora o mil. De vez en cuando, aparecía una enfermera para ver si seguía vivo. Me dio una Coca-Cola para que "no tuviese un bajón de azúcar". Apenas lo noté. Tenía como teoría que en momentos como éste, una Coca-Cola me haría reponer fuerzas y podría marcharme por mi propio pie a casa, pero no es verdad. La Coca-Cola no tenía apenas sabor para mi. Sólo me despejó la garganta para que pudiese hablar mejor.
Se hizo de noche y yo todavía estaba ahí. jodido. No podía caminar. No podía apenas mover las manos, y el suero me estaba dando ganas de mear a lo bestia.
Entonces apareció una enfermera. Se quitó la parte delantera de la camiseta, para enseñarme las tetas. Unas tetas grandes aunque no demasiado bonitas. Lo que menos me apetecía del mundo era sexo en ese momento.
Al ver que mi polla no reaccionaba, me la agarro y la zarandeó a toda prisa. Me dolía más que otra cosa, pero si no quería que me siguiese doliendo, ya podía izar la bandera. Así que imaginé todo lo posible para engrandecerlo. A saber: adolescentes neumáticas con trajes de colegiala que les van -estratégicamente- la ropa dos tallas más pequeña de lo que debería, a Jennifer López haciéndose con Pocahontas, MQMF (Madre Que Me Follaría), tetas grandes por doquier, y unas cuantas cosas más. Pero la reacción fue mínima. Hasta que la solución de la enfermera fue ponerse un guante en la mano e intentar metérmela por el culo. Entonces Carlitos se empinó, afortunadamente para todos.
La enfermera se quitó las bragas por debajo de la falda y se encaramó a la cama. Se puso encima, sin importarle que me estaba matando de dolor. Había una extraña sensación hipnótica en ver sus tetas moviéndose arriba y abajo, y de izquierda a derecha. Pero todavía estaba demasiado k.o para nada. En realidad, lo que estaba pensando en ese momento era que no me apetecía follar. Que era un tío y que no me apetecía follar.
Después de unos zarandeos, la enfermera se bajó sin ninguna delicadeza, dio un besito a mi polla que estaba destrozada, se subió las faldas, se volvió a meter las tetas por dentro de la camisa y se largó.
Y yo me quedé pensando que no me apetecía echar un polvo.
Un beso.
Escrito por Jake|27 de Enero 2009 a las 12:03 PM|Espera, espera, espera....
Rebobina....
Que hay algo que no me cuadra.....
....
¿Te despertaste?
El Replicante es MaY|27 de Enero 2009 a las 01:00 PMA mi no me cuadra la primera persona. POr el resto muy bonito y TAL.
¿me lo he de leer verdad?
MAY: Todas las mañanas.
APIO: Si no se lo ha leído, ¿cómo sabe que está en primera persona?
El Replicante es Jake|27 de Enero 2009 a las 05:04 PMTodo parece bastante creíble salvo un detalle ¿te dieron Coca-cola? no sé yo si fiarme de la historia :P
El Replicante es Inagotable|27 de Enero 2009 a las 08:05 PMPodría ser un fragmento de una peli de tarantino. Mola.
El Replicante es Tans|28 de Enero 2009 a las 01:15 AMINAGOTABLE: ¡La Coca-Cola es mano de santo!
TANS: O de Pajares y Esteso.
El Replicante es Jake|28 de Enero 2009 a las 09:53 AM