LA PRINCESA MALIGNA

- ¿Cuántos dedos tienes?
- ¿No sería mejor preguntarme cuántos dedos tienes tú?
- Yo ya sé cuántos dedos tengo yo. Quiero saber cuántos tienes tú.
- Pues, con los dedos de las manos y los dedos de los pies, los cojones y la polla, todos suman veintitrés.
- Mierda. Tampoco eres tú.
- ¿Quién?.
- El hombre de veinticuatro dedos.
- ¿¡Con dos pollas!?
- No… no. Tiene seis dedos en una mano.
- ¿Seisdedos? Me suena…
- ¿Sí? ¿Quién es? ¿¡Dónde se encuentra!?
- Es una bruja… siempre me ha dado asco.
- ¿Es una mujer? Pensaba que sería un hombre.
- Ja, ja. Con esas pintas podría parecerlo.
- Debe ser una mujer muy fuerte.
- Fuerte no sé. Pero es una zorra.
- ¡Eso no es excusa! Debo encontrarme con la bruja maldita y vengar la muerte de mi padre.
- ¿Se cargó a tu padre? Joder como se enteren los del Tomate.
- Lo único que sé de ella es la de los seis dedos.
- Seisdedos. Claro. No hay duda. Es ella.
- Cuando la encuentre, me plantaré delante suyo y diré: "Soy Iñigo Montoya. Tú mataste a mi padre. Prepárate a morir". Y haremos un duelo de espadas.
- ¿De espadas? No sabía yo que esa tía manejase espadas.
- Oh, sí. Y muy bien.
- Pues si acabas con ella, cárgate a su madre y a toda su Consorte Maligna.
- ¿Cómo? ¿Consorte?
- Se rodea del Mal.
- ¿El Mal con mayúsculas?
- Bueno… en realidad puede que exagerase. Pero hay que acabar con ellos.
- Sólo quiero cargarme a quien tenga seis dedos.
- ¿No te enteras? La madre también es una Seisdedos. Y puede que ya se haya reproducido.
- ¿De verdad?
- ¡Tócate la polla, Montoya! Pues claro que sí. Esas cosas se heredan.
- No tenía ni idea. ¿Y cuántos son sus esbirros?
- No sé… déjame pensar… Está Paco Porras, que ve el futuro en los vegetales.
- ¡Un nigromante! Será un enemigo peligroso… ¿quién más?
- El Arlequín. Va disfrazado de arlequín todo el día.
- Dios, odio a los payasos.
- Tienes suerte. Éste no te hará ninguna gracia. También está Leonardo Dantés.
- Ese no me suena.
- Creo que escribió un libro que se llama La Divina Comedia.
- Tiene que ser gracioso.
- Me parece que es autobiográfico.
- Son unos cuantos malosos…
- Luego te quedan Toni Genil y Loli Álvarez. Pero esos son poquita cosa.
- ¿Qué significa eso?
- Nada, que Toni mide dos palmos y dice que un día le dio de comer macarrones al Michael Jackson y la otra, para salir en la tele, se ha comido más de una polla, Montoya.
- Bueno, pues cuando me enfrente a ellos les diré: "Soy Iñigo Montoya. Tú mataste a mi padre. Prepárate a morir".
- Con un poco de suerte, luego los programas del corazón te chuparán la polla, Montoya.
- ¿Qué?
- Ya sabes. Sábado Dolce Vita, El Tomate, ¿Dónde estás, corazón?... esos sitios.
- ¿La tele?
- Claro. A la mayoría de gente les interesa las vidas de esas personas.
- ¿Por qué? ¡Son demonios!
- Por eso, seguramente. Y además les pagan bien por ello.
- ¿Les pagan por ser malos?
- Oh, sí. Un pastón por hacer el gilipollas. Tú también podrías conseguir una parte del pastel. Pero entonces no puedes matarles.
- ¡Pero mataron a mi padre!
- Puedes salir en el programa de Cantizano y decir que Tamara Seisdedos tiene un hijo ilegitimo.
- ¿Lo tiene?
- No.
- ¿Pretendes que mienta?
- Aún no lo entiendes. Sólo importa que salgan. Cada vez que salen por la tele, cobran dinero. Cada vez que uno de ellos dice algo sobre otro, se lía y acaban liándola todos. Hacen ver que son enemigos, pero en realidad son socios.
- ¡Es horrible!
- Así es la farándula.
- ¿Y qué debo hacer?
- Vas a un programa y dices cualquier cosa sobre Tamara. Y ellos te pagarán por contar cuantas más mentiras, mejor.
- Bueno, no estaría mal conseguir algo de dinero y vengarme de la muerte de mi padre. La verdad es que estoy seco.
- ¡Muy bien! Anda vamos a vender la exclusiva a algún programa de mierda. Pero antes debo decirte una cosa Montoya…
- ¿El qué?
- ¡Tócame la polla!

Un beso.