ACENTOS ADAPTADOS

Yo tengo un amigo. Bueno, en realidad tengo dos, pero sólo quiero hablar de uno de ellos. Si le miráis de lejos veréis un tipo más o menos normal. Ni mejor ni peor. Incluso si le conocéis muy por encima, os caerá bien. Sólo dos personas le conocemos suficientemente bien como para asustarnos.

En fin, a lo que iba. Mi amigo habla más o menos normal. Habla mucho, pero si ningún acento bestial. Tiene un deje de su tierra, como todos tenemos. Es decir, que no es fácil averiguar de donde es. Cuando se emociona pone un acento muy de la tierra. Muy de pueblo.

No le gusta viajar. Le gusta quedarse en su casa. Fuera de España sólo viajó una vez a Francia. Dentro de España creo que ha estado en dos o tres ciudades, a parte de la suya propia. Ninguna de las ciudades es de Galicia.

Entonces, si nunca ha estado en tierras gallegas, alguien me puede responder ¿por qué, cada vez que este señor está preocupado por algo, pone acento gallego?. Es algo insólito, la verdad. ¿El acento gallego le resultará reconfortante?¿Querrá ser gallego, en el fondo de su corazón?. No lo puedo entender.

Aunque la verdad es que simplifica mucho las cosas. Cuando hablo con él por teléfono y me empieza a poner ese acento, sé que algo le sucede. Y me dice ¿pero cómo sabes que me pasa algo?. Y yo le respondo, Eu seino todo. Pero juego con ventaja.

Algún día deberíamos llevarle a las Rías Altas, a ver qué sucede. Quizás se metamorfosee y se convierta en ser humano de una vez.

Un beso.