MUERTE SOBRE EL ANKH (9ª PARTE)

Ankh- Morpork anocheció como hacía siempre: lentamente, como si temiese lo que podía ocurrir por las noches. Y eran las noches de Ankh-Morpork las que habían bautizado a la ciudad como La Ciudad de Las Mil Sorpresas y, desgraciadamente, la mayoría de las veces que la ciudad tuviese una sorpresa para ti no era una buena noticia.
Vinny llegó hasta un pequeño callejón y vio delante de él un edificio en ruinas. Era uno de esos edificios que habían sido incendiados por culpa del efecto dominó que producía el Gremio de Alquimistas. Después de eso, y los habitantes del edificio darse cuenta de que el fuego del Gremio podía alcanzarles, decidieron irse a vivir al lado del Gremio de Ladrones* .
Los olores del demonio acababan en ese lugar. La peste a azufre y a sangre se entremezclaban y producían un sentimiento de excitación dentro de él que no podía controlar. Probablemente se tratara de algún sentido animal que, mucho más prudente que la razón humana, le había advertido sobre el peligro.
- Está ahí dentro- dijo Vinny señalando al edificio en ruinas.
- De acuerdo- dijo Rindrock, adelantándose- Vamos.
Bozz y Rindrock Rigmarole habían desenvainado sus espadas y se adelantaban lentamente. Vinny, sin embargo, estaba algo confuso ante la idea de usar la espada. Desde pequeño había sido instruido por maestros espadachines para convertirse en una máquina de matar, dominaba perfectamente el uso de la espada, lanza, arco, ballesta, cuchillos, mazas, hachas y cachiporras, sin embargo algo dentro de él rechazaba esas cosas y le instaba a que utilizase los colmillos y las garras.
De pronto, y según la normativa emocional universal, en momentos de mucha tensión, los dioses deciden darle un toque dramático a la escena y hacen que se ponga a llover. Y así se hizo también esta vez.
Bozz pegó una patada a la puerta o, mejor dicho, el- trozo- de- madera- que- parecía- una- puerta, la cual se destrozó al instante levantando una nube de polvo.
Se levantó ante ellos unas antiguas y ruinosas escaleras de caracol que tenían la misma resistencia que la de una señora de ochenta años levantando tres mulos de más de cien kilos.
Se pusieron a subir por las escaleras, pisando cuidadosamente cada uno de los escalones, que chirriaba a cada paso.

- Según Maleficio- empezó Ponder Stibbons- el demonio que ha salido de las Dimensiones Mazmorra se encuentra en esa dirección- dijo señalando un lugar.
- Creo que usted debería venir con nosotros, señor Stibbons- dijo el Decano- es el único que sabe exactamente que significa esa dirección.
El señor Stibbons, al oírlo, retrocedió un par de pasos y se alejó de los dos hombres.
- Acabemos con esto de una vez- dijo Runas- adelante, Decano, suba a este cacharro.
El Decano se sentó en la escoba voladora en la que también estaba sentado Runas. La escoba, ante el hecho de tener que soportar más de trescientos kilos de peso, empezó a volar a ras de suelo.
- Ascienda, Runas- ordenó el Decano- estoy golpeando el suelo con mis sandalias.
- Lo intento, Decano, pero esta maldita cosa no quiere subir más.
- En ese caso, creo que debería ir....- empezó el Decano.
Runas no le dejó terminar. En cuanto pudo, ascendió con la escoba, bordeando los cielos anaranjados y oscuros de Ankh- Morpork.

* Que, por paradójico que pueda parecer, era más seguro.