Eran las dos de la mañana. Un Rover verde derrapó por una esquina y aceleró a toda pastilla por la avenida.
Uno, dos, tres
cuatro segundos y llegó al final de la enorme calle. Rodeó la rotonda, colocando el coche ligeramente sobre dos ruedas durante poco tiempo.
Volvió a girar dos veces más. Tenía suerte que fuera una ciudad pequeña. Si esto hubiese sido una metrópolis, probablemente a esas horas aún habría tráfico.
Llegó al parque y frenó. Delante de él estaba ella. Era una chica de veinte pocos años. Morena. Ojos marrones. Llevaba un abrigo de piel encima de un vestido de seda corto. Medias de rejilla, botas y un pequeño bolso de cuero negro.
Por lo que le habían contado, esta chica era una rumana de nombre impronunciable a quien llamaban Irma, y que se había ganado una buena reputación. Era más dulce que Shirley McLane, decían.
Así que el viejo Mick Drizzt Rocketnight había decido probar esa maravilla de la naturaleza.
Abrió la ventanilla del copiloto y le dijo, con un gesto, que se acercase. Ella se aproximó lentamente, mirando a ambos lados de la calle. Se agachó para mirar directamente a los ojos de Mick.
- ¿Eres Irma?- dijo Mick.
- Ajá- dijo ella, impasible.
- Bien. ¿cuánto?.
- 20 oral. 25 completo.
- Okis. Sube.
Al cabo de unos segundos, ella subió, y él aceleró.
Voló por entre calles de la ciudad, mientras la amarillenta luz eléctrica iluminaba el camino.
Llegaron a una pequeña cala. Era poco conocida y nunca había nadie por allí. Aparcaron lo más cerca que pudieron de la arena de la playa.
- ¿Lo hacemos dentro o fuera?- preguntó ella.
- Dentro mejor.
- Ok.
Se sentaron en la parte de atrás. Por muy buenas que sean las putas a las que se vayan, hay tres leyes fundamentales que hay que tener claras: la primera es que siempre hacen las mismas cosas, en el mismo orden; la segunda es que nunca se esfuerzan más de la cuenta; la tercera es que siempre fingen, por muy bien que lo hagas, por muy fuerte que entres. Sobreactúan.
Las cosas fueron como esperaban. No hubo problemas. Ella era habilidosa y él tenía empuje. Las cosas se resolvieron en un tiempo aceptable y los dos acabaron satisfechos (aunque no por el mismo motivo).
- Voy a bañarme- dijo ella.
- ¿Bañarte?- preguntó Mick, mientras encendía un cigarro- ¿sabes qué hora es?.
- Las tres y diez de la mañana.
- El agua estará helada.
- Da igual. Tú puedes quedarte aquí fumándote el cigarro. Volveré ahora.
Se levantó y se fue. Mientras fumaba, encendió la radio. Hotel California. Mierda música sesentera. Mierda de rock. A ver si ponían algo bueno.
Estuvo unos minutos cambiando de emisoras, pero no encontró nada de su gusto. En un momento pusieron algo de Dr.Dre de los ochenta, pero luego volvieron con mariconadas, tipo Yankee Rose de David Lee Roth y gilipolleces. A ver cuando se daban cuenta de que, como dijo Mr. Manson, el rock está muerto y ponen algo cool, como D-12.
Encendió el segundo cigarro y decidió ir a ver qué pasaba con la tal Irma.
Se quitó sus Converse Legends y sus calcetines. Se acercó a la orilla y no había ni rastro de ella. Sólo consiguió ver su ropa tendida sobre la fría arena.
Mierda. A ver si se habrá ahogado o algo. A lo mejor se había metido algo antes de empezar el turno.
- ¡Irma!- gritó- ¿Irma?.
De repente apareció. Como una aparición. Dando un salto hacia arriba. Haciendo estallar las diminutas gotas de agua por todos lados. Se quitó el pelo de la cara y le sonrió.
- El agua está cojonuda. Entra- le dijo.
- No, no. Gracias. No quiero resfriarme.
- En serio. Esta muy buena. Mira esa luna. Es una situación ideal. No pierdas tu oportunidad.
Al final acabó por convencerle. Se quitó lo que le quedaba de ropa y se zambulló en la negrura del Mediterráneo.
- ¿A qué está buena?- le preguntó Irma cuando salió del agua.
- Mm..sí.
- No conocía este sitio. La verdad es que parece cosa del Destino.
- Resulta algo irónico, ¿no?- dijo el con sorna.
- ¿El qué?.
- Pues que una prostitua crea en el Destino.
- El Destino no se preocupa de los medios. Sólo del fin.
- ¿Y cuál es el fin?- preguntó Mick.
- Pues la felicidad, hombre. ¿Cuál va a ser?.
- Pues no sé. Yo creo que la felicidad es imposible. Siempre hay algo que deseamos. Somos codiciosos por naturaleza.
- Yo no lo soy. Una casa, dinerito para mis compras, un gatito, y un trabajo estable y seré feliz.
- Ya, eso es fácil decir. Cuando tengas eso, querrás más. Como todo el mundo.
Irma se zambulló otra vez. De repente, notó unas manos en sus tobillos. Las manos de Irma. Le hicieron perder el control y caer sobre el agua. Luego el peso del cuerpo de la chica sobre él. Le estaba chafando. Él utilizó su fuerza para liberarse y agarrarla por los brazos. Después de muchos esfuerzos, ninguno de los dos había conseguido el propósito de tirar al otro al agua. Habían quedado en una posición comprometida.
Y cómo pasa en todas las historias provenientes de Hollywood, donde el Bien, el Amor y cualquier sentimiento Justo y Decente triunfa sobre cualquier cosa, la escena necesaria dio lugar al acto deseado. Y el hecho de encontrarse desnudos, mojados, agarrados, cerca y con una luna llena iluminándoles, fue la gota que necesitaron para desatar su pasión.
Y dos de las tres leyes sobre practicar sexo con prostitutas, cuando se mete un poco de amor, dejan de tener validez.
Acabaron en la playa. Abrazados. Contando las estrellas fugaces que veían.
Mick agarró un mechón del pelo mojado de Irma. No había sido algo propio de él. Se acababa de acostar con un puta
por amor. No, amor no. No se podía decir que fuese amor. Sólo había sido una concatenación de circunstancias
esa maldita luna, pensó. No pude resistirme. Cuando la deje en el parque me olvidaré de ella.
Se quedaron un tiempo más. Fumando y abrazándose.
Al final se levantaron y se vistieron. Se montaron en el Rover y se dirigieron a la ciudad.
- ¿Qué hora es?- preguntó él, para romper el silencio.
- Las seis de la mañana.
- ¿Hemos estado tres horas en la playa?. Parecía que habían pasado diez minutos.
- Sí, es verdad.
Llegaron a la ciudad. Él la acercó al parque donde se vieron por primera vez. Se despidieron con un beso y un adiós.
Cuando ella salió, él aceleró el coche y se alejó a toda velocidad.
Mick no volvió a pasar por ese parque.
No volvieron a verse nunca más.
FIN
Escrito por Jake|13 de Junio 2004 a las 05:23 AM|Oooo!! Cuando la historia parecía que se arreglaba y que Irma tendría la oportunidad de salir de las calles...chof, va y no pasa nunca más a verla...Pues no es un final feliz...no...
El Replicante es Lyzzie|13 de Junio 2004 a las 11:43 AMasi es la vida...
El Replicante es Jake|13 de Junio 2004 a las 01:07 PMayx dios, precioso e
joder, y xq e? igual ella era la persona q el siempre espero y viceversa e, xq? dios mata
porque la vida es asi.. por cierto, porque dices tanto "e"?;P
El Replicante es Jake|13 de Junio 2004 a las 05:50 PM
Acaba como tenía que acabar, ¿no?. "Pretty Woman" era una peli, americana para más inri.
Lo sé... ¿y qué que sea americana?
El Replicante es Jake|14 de Junio 2004 a las 01:19 PM¿Cuanto de biografico tiene esta historia?
¿Cobró los dos servicios? en caso de cobrar por tiempo ¿Cobró las tres horas? En caso de respuesta negativa ¿Cuando me llevas a mi de putas de esas?
El Replicante es Fuz Neviros|14 de Junio 2004 a las 02:42 PM
Jake: Que sea americana tiene mucho que ver. Y, si no lo tienen, por lo menos libero toda mi energía contaminada por sus gilipolleces.
XDD.. la mujer no le cobro todas las horas. solo la del coche, que era parte del trabajo. lo que hicieron en la playa fue... gages del oficio. no se contempla en la tarifa.
pues que tonta, le podía haber cobrao!! Total, si luego la dejó tirada!! ;p
El Replicante es Lyzzie|14 de Junio 2004 a las 07:29 PMtu lo hubieses hecho Lyzzie? amor? romanticismo? le hubieses cobrado a tu amorcito?? me decepcionas...;PP
El Replicante es Jake|14 de Junio 2004 a las 07:37 PMm gusta dcir ese "e, q marca la atencion necesaria, d nervios concentrados... no se m gusta dcirlo,kissss eeeee
El Replicante es Electra|15 de Junio 2004 a las 10:53 PMXDDD, kiss ee!!!
El Replicante es Jake|15 de Junio 2004 a las 11:09 PM