DEJE DE ACOSARME

La noche es joven. O al menos, eso dicen. Sobretodo para la gente como Big B.
Big B era el dueño de una de las discotecas de moda en la ciudad. Un tipo grande y guapo, presumía de tener todo lo que deseaba: sexo, drogas, rock and roll, y todo lo que le pasara por la cabeza.
Tenía cuarenta y algún año. Era grande y fuerte. Con barba y pelo largo. Sí, de esos viejos que sé creen que aún son jóvenes y guays y se ponen coletas y visten con americanas a lo Corrupción en Miami.
Big B estaba en su despacho. Justo encima de la pista de baile de la discoteca. Tenía dos gramos y medio de farlopa sobre la mesa, una copa de whisky Chivas Regal del 79 en la mano, y una chica debajo de la mesa. Era la chica de Marrón.
Marrón, por cierto, estaba ocupado en uno de los reservados del local. Poco después de entrar, un hombre con un abrigo de cuero le había enseñado sus tetas, y casi había obligado al señor Marrón a follárselo en el baño.
Cuando la chica hubo terminado el trabajo, Big B le dio un plastico con medio gramo y un billete de veinte pavos. Había que tratarla bien, por que si no, puede que no se volviese a repetir.
Se giró y vio enmarcado en la pared una frase "Dale un pescado a un hombre y comerá un día, enséñale a pescar y comerá el resto de su vida". Ése era su lema.
Después de resolver algunos asuntos, Marrón entró por la puerta.
- Hay un chico que quiere mercancía- dijo.
-Que pase- contestó Big B.
Entró un chico joven. No ´había llegado aún a la mayoría de edad. Era pelirrojo y estaba lleno de acné.
-Bueno, hijo, qué quieres.
- Quiero un gramo.
- ¿Cómo te llamas?- dijo B.
- Nadie- respondió el chico.
- Verás Nadie- empezó Big B- no puedo venderle esto a un menor. Me caería una gorda.
- Vamos, tío- le dijo Nadie- Seguro que se lo vendes a todo el mundo.
- Me encantaría vendértelo, pero no puedo. A menos, que me des el doble.
- ¿De qué vas?- se oyó una voz detrás de la puerta.
Era una chica joven y guapa. Pelo moreno y largo. Ojos como los del cielo después de la lluvia. Bonitas tetas. Impresionante culo. Era una maravilla de la naturaleza.
- De acuerdo, de acuerdo- dijo Big B- Marrón, acompaña a Nadie a buscar la mercancía, mientras la señorita y yo nos tomamos una copa.
Marrón asintió y acompañó a Nadie fuera.
Big B le pasó una copa a la chica.
-Ven, nena. Vamos a joder.
- Ni hablar, cabrón.
-¿Por qué no?.
- Porque no me da la gana, viejo.
- Venga, puedo darte lo que quieras. Dinero, drogas, alcohol. Puedo conseguirtelo todo.
- No. Quiero a Nadie.
- ¿Amor? Eso es una gilipollez de los tontos. El amor no existe pequeña. Además, puedes quedarte con él. Yo no pido tu alma, sino tu cuerpo.
- He dicho que no.
Big B se aproximó y empezó a acariciarla. Ell intentó resistirse.
Sin darse cuenta, la puerta se abrió y apareció Nadie con Marrón.
- ¡Hijo de puta!- gritó Nadie- ¡Vamos fuera a resolver esto como hombres!.
- Venga Nadie- dijo Big B- no se por qué te enfadas.
- ¡Cabrón querías follarte a mi chica!- Nadie empezó a descamisarse.
Se colocaron cada uno de ellos a 3 metros de distancia. Se miraban fijamente.
Marrón se quedó fuera, vigilando la puerta.
Mientras los dos combatientes se observaban e iban haciendo circulos alrededor de la habitación, la chica cogió una lampara que adornaba una mesa junto al sofá.
Antes de que Big B levantase los brazos para golpear, vio como la chica golpeaba por la espalda y a traición a Nadie, tumbándolo.
Después que Marrón sacase el cuerpo de la oficina, Big B y la chica tuvieron más que palabras.
La luna estaba ya alta.