18 de Enero 2004


ENEMIGOS PÚBLICOS

Una de las cosas que he aprendido de la vida cotidiana desde que estoy en la capital del imperio es que no se puede ser amable con todo el mundo. Hay gente con los que tenemos que utilizar tacos o gestos "groseros" o simplemente pasar de ellos como de la mierda. Muchos son los casos que he visto en mi ya larga y experimentada vida, pero hay dos casos que me han, en el mejor de los casos, indignado.
Puede que lo que voy a contar ahora quede un poco mal pero estas dos personas eran, o al menos, intentaban serlo.
El primero de los elementos es un viejo de unos sesenta años, alto con gafas, pelo grisáceo y perilla larga y canosa. El tipo en cuestión siempre lleva una boina de color marrón claro, una camisa azul y un chaleco por encima, además de unos pantalones de pana y unas botas.
El tipo se queda cerca de una tienda Mango o Zara y pone la mano para que la gente le de algo de dinero, lo que me parece algo normal. El problema vino un cuando un día pasé delante suyo, él me puso la mano para que le diese dinero y me dijo "¡espera chaval y dame algo!", o algo parecido. La cuestión que ese día pase de él y ni me digné en mirarle porque, primero, no llevaba un chavo, segundo, no suelo conversar con indigentes y, tercero, hacía frío ese cabrito era un estorbo en mi camino. La cuestión es que cuando me alejé le oí decir: "gilipollas".
A partir de ese día, intento cambiar de acera cuando lo veo, porque como me vuelva a llamar eso me girare y le pegare una somanta de palos que se va a cagar la perra. Supuse que el hecho de llamarme gilipollas había sido un momento de rabia, así que lo dejé correr. Pero otro día, vi a una mujer que le daba unas monedas y él le respondía algo así como:" dame más dinero, zorra".
¿Qué leches hay que hacer con esa gente?.Yo me he prometido a mí mismo que si me habla y me dice cualquier cosa, me girare y le hare tragar sus palabras una a una.
Otra de esas personas era una de las clásicas rumanas que venden la Farola que me pidió dinero y le dije que no llevaba, que era estudiante, etcétera. La contestación de esa tía fue que era un mentiroso y un cabrón y que le diese algo.
Esa vez, afortunadamente, no perdí los nervios. La miré fríamente y le dije:" Tu forma de incentivar al consumidor no va a conseguir que te de dinero, perra". Y me fu, la verdad, bastante aliviado.
¿Pero que se ha creido esta gente?¿Es que los mafiosos que les obligan a mendigar les amenazan para que consigan dinero a toda costa? O es que se creen que tienen el derecho de recibir dinero, siempre que lo crean conveniente?. Estoy de acuerdo que la riqueza se ha repartido muy mal, pero esta forma no es manera de conseguirlo.

Escrito por Jake|18 de Enero 2004 a las 03:00 PM|


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