14 de Noviembre 2012


SHITTY WARS

Todos la hemos visto millones de veces. Es una película mítica. Una experiencia casi mística. Algo tan grande que trasciende el tiempo y el espacio y que, a día de hoy, sigue siendo un referente. La película de aventuras perfecta. Una puta mierda pinchada en un palo.

Star Wars: Una nueva esperanza es, en realidad, una auténtica bazofia horrible e infumable. Sí, tiene unos efectos especiales de la hostia y sí, tiene una gran banda sonora, y tiroteos, y persecuciones, y espectaculares combates de naves espaciales. Pero ya está. Porque si le quitas esos elementos, o si los apartas con cuidado y los dejas a un ladito, lo que queda es un guión que no hay por dónde cogerlo, unos personajes más planos que el escote de Keira Knightley y una colección de topicazos la mar de vergonzantes.

George Lucas fue muy listo. Hizo una película infame y la maquilló hasta el punto de dejar a todos los críos alucinados con ella, tan alucinados que, cuando crecieron, el recuerdo magnificado de esa experiencia seguía incrustado en ellos como una especie de tumor. Y así consiguió su objetivo principal: hacerse millonario vendiendo merchandising.

Si sois fans de Star Wars, probablemente ahora mismo estaréis odiando muchísimo al que escribe esto y tendréis unas ganas enormes de saltar a los comentarios e insultarme, pero no os preocupéis que, cuando acabe, tendréis aún más.

Como la cosa esta de las galaxias la conoce todo el mundo y, además, no quiero extenderme demasiado, en lugar de comentar toooodas las imbecilidades de la película, voy a hacer una pequeña lista de momentos, frases y personajes vergonzantes. Pequeños ejemplos que dejan claro que este clásico del cine supone todo un desafío al sentido común de cualquier persona con dos dedos de frente.

Casualidades mágicas: Tatooine es un pañuelo

Está claro que en todas las películas ocurren cosas maravillosas por casualidad que hacen avanzar la trama, salvan a los personajes en el último momento, acaban por hundirles en la miseria o ayudan a pillar al asesino. Pero todo tiene un límite.

En Una nueva esperanza, pretenden que nos creamos que ese gigantesco planeta desértico que nos enseñan al principio es, en realidad, como el pueblo de mis abuelos: tiene dos calles y todo el mundo se conoce. Me explico: RD2D2 y C3PO caen en en un punto indeterminado del planeta. Completamente perdidos (quizá R2 lo esté menos, pero jamás lo sabremos porque no tenemos ningún diccionario pitido-español, español-pitido), comienzan a caminar en direcciones opuestas y entonces... ¡son capturados! ¡Por los mismos jawas! ¡que les venden al protagonista de la película! ¡que resulta que conoce a Obi-Wan Kenobi! ¡Que se los encuentra justo a tiempo para salvarles de un ataque tusken! (y lo hace agitando los brazos y pegando un grito, vaya par de huevazos).

Se supone que nos tenemos que creer esto, que es perfectamente lógico. El equivalente en el mundo real a esta situación sería ir a buscar un libro a la biblioteca de la facultad, encontrarlo sin mirar la referencia bibliográfica y, al abrirlo, descubrir un folio con las respuestas del examen perfectamente explicadas. Que sí, que las casualidades existen, pero esto ya es pasarse.

C3PO es un personaje odioso

C3PO es un personaje cuya función principal es actuar como alivio cómico durante la aventura. Su forma de hablar peculiar, su actitud extremadamente servil y sus patochadas hacen reír a niños y a mayores... O lo harían si no fuese porque es un personaje que da vergüenza ajena, no tiene un solo diálogo decente y su característica más representativa es que resulta cargante hasta para los propios personajes de la película. Esperad un momento... Esta descripción me suena un montón. ¿Dónde he visto yo un personaje similar?

La triste realidad es que C3PO es el Jar Jar Binks de Una nueva esperanza. Su rol dentro de la historia es el mismo. Su relación con el resto de personajes es similiar, sus diálogos son igual de intrascendentes y estúpidos. Vale, cambia el dialecto gungan por un tono a medio camino entre mayordomo estirado y el empollón de la clase, pero la base está ahí. Los dos personajes comparten el dudoso mérito de tener una única escena heroica en sus respectivas películas.

Eh, al menos a los niños les parecen graciosos.

George Lucas no tiene ni idea de política

Una nueva esperanza está llena de chascarrillos y diálogos ridículos y, probablemente, los que más pongan en evidencia el escaso talento de Lucas como guionista son aquellas escenas en las que se habla de política. O en la que se intenta, pues la política en Star Wars es de patio de colegio, simplista a más no poder y, si piensas en frío lo que ha dicho el personaje, se te queda una cara de tonto de esas que no se van ni frotando.

Pero vamos a repasar la escena en cuestión. Estamos en la Estrella de la Muerte esta, con un montón de militares reunidos que discuten de sus cosas imperiales. Uno de ellos está preocupado de que la rebelión gane cada vez más apoyos en el senado. Entonces entra el malote de la película (no, Darth Vader, no), el Gran Moff Tarkin, y suelta «el senado imperial no debe preocuparnos en absoluto, acabo de ser informado de que el emperador ha disuelto esa cámara para siempre. Los últimos reductos de la Antigua República han sido barridos». Olé.

A ver, que aquí se me escapa algo... ¿Es peligroso que la rebelión gane cada vez más apoyos en el senado, pero no es peligroso que los senadores (y los planetas a los que representan) apoyen la rebelión si dejan de estar en el edificio? Es más, ¿destruir el único órgano más o menos democrático que queda en el imperio, no provocará que todos vayan corriendo a unirse a los rebeldes cual amante despechada?

¡Pero no os preocupéis, que los imperiales lo tienen todo pensado! ¡Es un plan brillante, sensacional! La solución no se os ha ocurrido a vosotros porque no llegáis al intelecto del tito George. «Ahora, los gobernadores regionales tienen mando directo en sus territorios. El miedo mantendrá el orden en los sistemas locales. El miedo a esta estación de combate.» Sí, señor. Bravo. BRA-VO. Un aplauso a la lógica imperial. Lo han resuelto todo de un plumazo. Qué grandes estadistas. Como todo el mundo tiene miedo de la Estrella de la Muerte, será fácil controlarles. Solo que... nadie sabe que la Estrella de la Muerte existe. Y de aquí a que todo el mundo se entere, ya se habrán alzado en armas. Además... ¿Me estás diciendo que antes los gobernadores regionales NO mandaban en sus territorios? ¿Entonces qué gobernaban? ¿Sobre qué mandaban? ¿Exactamente cuál era su función?

Por tanto, tenemos un imperio que acaba de disolver un senado que estaba empezando a simpatizar con la rebelión. Un senado cuya labor no sería tan importante, porque ha sido disuelto en un momento y sin pestañear. El poder ha sido traspasado a unos gobernadores que a saber qué estaban haciendo hasta ese momento. Y pretenden controlarlos a todos metiéndoles miedo con una estación espacial que a estas alturas todos sabemos que van a destruir al final de la película (porque si no, los buenos no ganarían, ni habría happy ending, ni nada de nada). Así, a saco, sin plan B.

Leia no se aclara

El guión de Una nueva esperanza se contradice a sí mismo. Cuando Obi-Wan ve el mensaje de Leia, esta le recuerda que sirvió a las órdenes de su padre en las guerras clon. Si Leia es la princesa, es lógico pensar que su padre es el rey. El rey de Alderaan. Sin embargo, cuando el malote de Tarkin se planta ante Alderaan y amenaza con destruirlo, ella, desesperada, afirma que Alderaan es pacífico y que no tiene armas. Es pacífico, no tiene armas y participó en una guerra. Sin armas. Bravo.

¿Es que iban improvisando el guión sobre la marcha? ¿Es que a nadie se le ocurrió leerlo?

Los soldados imperiales son unos paquetes

Hay algo que realmente destaca del ejército imperial: su puntería. O mejor dicho, la ausencia de ella. Es una habilidad impresionante, casi inhumana: se las apañan para fallar absolutamente TODOS los disparos dirigidos contra los protagonistas. Da igual la distancia, dan igual dos metros que diez, nunca jamás aciertan. Sí, claro, de vez en cuando muere un anónimo rebelde, pero ahí acaba la cosa.

Y, por si fuera poco, encima son unos caguetas: Han Solo es capaz de dispersar él solo a un pelotón de soldados utilizando la técnica Kenobi, es decir, corriendo hacia ellos mientras grita mucho.

Uno no puede evitar preguntarse qué tipo de entrenamiento han recibido los stormtroopers y, aún más, cómo es posible que entre las grandes ideas del emperador y la habilidad de sus soldados, haga falta una rebelión para derrocar al imperio en vez de dejar que se desmorone por sí mismo.

Combate entre Darth Vader y Obi-Wan Kenobi

Es el momento cumbre. Llevamos toda la película esperando a que estos dos señores se reencuentren por fin, el duelo definitivo, luz contra oscuridad, el maestro contra el alumno caído. Estamos ante un combate épico. La tensión se masca en el ambiente.

Pero el combate épico no se produce. Lo que sucede en pantalla da un tanto de vergüenza ajena: un señor que apenas puede moverse a causa de su disfraz intercambia pullas absurdas con un señor mayor que apenas puede moverse a causa de su edad. Porque aquí no hay una pelea, al menos no una de verdad. Entre comentario y comentario, Vader y Obi-Wan agitan sus espadas como si fueran paraguas. Ni siquiera intentan alcanzar al otro, solamente las chocan entre sí, como si tuvieran miedo de hacerse daño.

Encima, y para terminar de arreglarlo, no es que el diálogo no sea interesante, es que es ridículo y está lleno hasta arriba de topicazos. Recordémoslos:

--Te estaba esperando, Obi-Wan. Por fin volvemos a encontrarnos, se ha cerrado el círculo. Cuando me separé de ti, era solo un aprendiz. Ahora yo soy el maestro.

--Solo maestro en maldad.

(...)

--Tú no puedes vencer, Darth: si logras abatirme, me convertiré en mucho más poderoso de lo que puedas imaginar.

De lo último se deduce que el nombre de pila de Darth Vader es Darth. Obi-Wan le puede llamar así porque tienen confianza, pero como se lo llame un stormtrooper, se la carga.

La película está llena de frases así, frases que, si no estuviésemos deslumbrados por las lucecitas, los disparos, los aliens y las naves espaciales, nos harían resoplar exasperados. En este caso, la situación da más vergüenza porque dejan de darse espadazos para charlar. Horrible. Por cierto, ¿de quién fue la idea de rodar una pelea enfocando a los combatientes únicamente de cintura para arriba?

Luke Skywalker y Leia tienen la profundidad emocional de un ladrillo

En Una nueva esperanza, nos encontramos con algo curioso: los buenos de la película, son unos cabrones sin sentimientos.

Empecemos por Leia: la princesita ve cómo destruyen su planeta natal, toda su familia muere. Sus amigos, todos aquellos a los que ha conocido... Un gran drama, ¿no? Pues aparentemente no, porque hacia el final de la película ya se le ha pasado completamente. Le da igual. Se la sopla que Alderaan y todos sus habitantes hayan muerto, ella está toda sonriente y repartiendo medallas.

El caso de Luke está al mismo nivel: durante la película ve cómo mueren sus tíos, que le criaron desde niño; ve cómo muere Obi-Wan, que le acogió y le hizo de maestro y figura paterna; ¡ve incluso cómo muere su amigo de la infancia! Y se la sopla completamente. Nada de traumas, ni siquiera un minuto de silencio por Biggs. Nada más baja de su X-wing, todo es alegría y felicidad.

En esta película se comete un genocidio, muere un montón de gente y se las apañan para que eso quede minimizado, para que nos dé absolutamente igual. No hay consecuencias, ni secuelas. ¿Cómo nos va a importar, si ni siquiera les importa a los personajes?

Fallo de diseño de la Estrella de la Muerte

La Estrella de la Muerte es la estación de combate definitiva. Grande como una luna, con potencia destructiva suficiente como para cargarse un planeta, capaz de almacenar todo tipo de naves de guerra, rayos tractores, celdas para prisioneros y un ejército impresionante. Una cosa así no se construye de un día para otro, ni a la ligera. Probablemente han debido trabajar en ella cientos de ingenieros surgidos de las mejores universidades imperiales. La élite de la élite. Hace falta ser muy inteligente y llevar a cabo una gran cantidad de cálculos para diseñar una estación espacial que no se desmorone a la primera de cambio y que pueda albergar todo lo anteriormente mencionado.

Y, sin embargo, se dejan un agujero que conecta directamente con los reactores principales.

Vamos a ser generosos. Vamos a suponer que ese agujero es imprescindible para que la Estrella de la Muerte no se sobrecaliente, o alguna tontería semejante. ¿No podían poner una rejilla? ¿O una puerta que se cierre automáticamente en caso de emergencia? ¿A ninguno de los ingenieros se les ocurrió advertir a sus superiores de la existencia de esa trampa mortal? Y, lo peor de todo, ¿tan difícil era detectar ese MONUMENTAL FALLO DE DISEÑO que a los rebeldes les llevó 10 minutos encontrar? Porque es lo que tardan. Reciben los planos, los analizan y lo encuentran. El agujero. Con un cartel enorme que pone «lancen sus misiles aquí». ¿Por qué el imperio no hizo lo mismo en el momento en el que se descubrió el robo?

Pero, en fin, a estas alturas ya no me sorprende nada. Si el Imperio es una chapuza total y sus soldados son unos incompetentes, ¿por qué su gran arma secreta iba a ser distinta?

Un granjero es mejor que todos los pilotos de la Rebelión y el Imperio juntos

Cuando empieza Una nueva esperanza, Luke está frustrado porque su tío no le deja ir a la academia para ser piloto. Estamos hablando de un chaval que no ha salido nunca de Tatooine, que nunca ha conducido nada aparte de su speeder y que no ha recibido ningún tipo de formación. Y, sin embargo, parece que no la necesita. No necesita que nadie le explique cómo funciona un X-wing, no necesita dar clases, no necesita aprender a utilizar sus armas. Se sienta en la cabina y, hala, ya sabe de sobra hasta dónde está el mechero. Si cualquiera de nosotros intentásemos lo mismo con un F-16, en el mejor de los casos acabaríamos comiéndonos la puerta del hangar. Y, esperad, que, para colmo, resulta que es el mejor piloto de todos los que se lanzan a destruir la Estrella de la Muerte.

Eso es, sin ningún tipo de entrenamiento, consigue superar las defensas imperiales y cargarse la estación espacial. Antes me preguntaba cómo era posible que los rebeldes aún no hubiesen derrocado al Imperio... resulta que son aún más torpes que ellos.

Conclusión

El único motivo por el que esta Star Wars nos puede parecer una gran película es, admitámoslo, porque la vimos de críos, cuando éramos impresionables, y se nos quedó grabada a fuego. Cada visionado posterior nos remite a una época en la que aún jugábamos con muñecos, teníamos bocadillos de nocilla y nos pasábamos las tardes imaginando que podíamos derrotar al Imperio en nuestro X-wing. No nos planteamos que la película sea absurda porque ¡era genial, nos tenía pegados a la pantalla, completamente enganchados y emocionados! Nuestro niño interior no nos dejaría jamás (¡JAMÁS!) admitir que esta película «igual no es para tanto». Los diálogos no nos parecieron nunca ridículos e infantiloides porque nosotros éramos unos infantes. Y encima todo transcurría en «una galaxia muy, muy lejana».

Pero la historia no es nada del otro mundo. La habíamos visto docenas de veces en otras películas (o lo habríamos hecho, de ser más mayores): el protagonista recluta a una banda de aventureros con la que derrotar a los malos, consiguen su objetivo (aunque alguno muere) y todos son felices para siempre. Lo hemos visto en el Japón feudal, lo hemos visto en el lejano oeste, lo hemos visto en la Edad Media... Lo único que tiene de original esta película, su único mérito, es que transcurre en el espacio sideral y mezcla ese pseudomisticismo de la Fuerza con las naves espaciales, los androides y los alienígenas.

Y, encima, todo el tinglado era una excusa para vender merchandising. Muñecos, mantas, fiambreras, vasos, cómics, novelas... George Lucas se las apañó para asegurarse los derechos sobre las secuelas, lo que significa que cada vez que alguien pasaba por caja con algo relacionado con Star Wars, el señor Lucas se llevaba su tajada (lo que acabó convirtiéndole en millonario y en gordo).

Estoy seguro de que muchos de vosotros no estaréis de acuerdo con esta valoración. Que saltaréis a defender esta gran obra. No voy a deteneros, es más, os animo a ello. Os animo a que me digáis que la política es lo de menos, que la Fuerza guía a Luke, que las casualidades existen, que C3PO no es cargante y que todo en esta película tiene muchísimo sentido. Dejad que hable vuestro niño interior, ese fan acérrimo de Star Wars. Y, después, cuando hayáis acabado y hayáis escrito en los comentarios por qué estamos ante un peliculón, reflexionad un poco. Porque cualquier cosa que digáis para defender esta película se puede extrapolar a los episodios I, II y III. Y al contrario. Toda la mierda que se puede echar sobre las películas nuevas, también vale para Una nueva esperanza. Porque no es George Lucas el que ha cambiado su manera de hacer películas. Sois vosotros los que habéis dejado de ser críos impresionables.

LINK

Lo cual, si os paráis a pensarlo, es un poco triste.

Un beso.

Escrito por Jake|14 de Noviembre 2012 a las 10:07 AM|


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