ANTICRISTO

La escena ocurre en la cocina de una casa muy modesta en un pueblo perdido de Finlandia. Al fondo se puede ver el fregadero, lleno de platos. El grifo. El horno y una pequeña y sucia nevera que algún día fue blanca. Hay una pequeña ventana en la que se ve una salvaje tormenta de nieve.

En primer plano hay una mesa de madera y un hombre de 40 años y 165 kilos de peso sentado sobre un taburete de tres patas. Está tomándose una sopa amarillenta.

Durante media hora se repite la misma escena: el hombre coge la cuchara y la llena de líquido. Primer plano de la cara tragándose la sopa- él está inquietantemente serio- y luego una escena de una gota que cae del grifo del fregadero y que hace un sonoro "plic". Sopa. Cara. Gota. Plic. Sopa. Cara. Gota. Plic. Media hora así. Quizás un poco más.

Pasado ese tiempo, el hombre se levanta y lleva el plato al fregadero. Lo deja con el resto de cacharros sucios. Luego saca de un cajón una taladradora. La enchufa al lado de la cocina.

Prueba que funciona un par de veces. Luego, se la coloca delante del ojo y apreta "ON". La taladradora le destroza el ojo mientras aquello se pone perdido de sangre. Él tío no grita, aunque hace un gesto de desagrado. La taladradora eléctrica sigue su trabajo de destrozar al hombre hasta que, de repente, el hombre la apaga.

Vuelve a desenchufar la taladradora. La coloca en el cajón. Luego coge el abrigo y se marcha.

Pues así me ha parecido la película Anticristo de Lars Von Trier.

Un beso.