CUENTING TARANTINO DE HOURS

Es jodido ver como una empresa tan supuestamente grande como esta, que ha llegado a tener más de 300 empleados, está en la situación en la que está. Ahora somos cuatro putos gatos.

A la gran mayoría les pegan una patada en el culo sin ningún miramiento, y los pocos a quienes no se lo han hecho, abandonan el barco antes de que se hunda. Y no parece que quede mucho para ello. Yo le pongo dos o tres meses como máximo.

La crisis tendrá una gran culpa, supongo, pero no toda, porque hay otras empresas del mismo sector que están mucho mejor. Así que quiénes son los culpables: los de arriba que no saben gestionar los recursos que tienen.

¿Qué sucede? Que hechan a los de abajo. A los currantes. El trabajo se acumula y no queda peña para hacer nada. Tiran de becarios que cobran cuatro duros -al menos aquí sí pagan a los becarios, algo es algo- y las cosas salen lentas y no demasiado allá. Es justo, no tienen experiencia y todavía no lo saben todo.

Los de arriba se quedan en su sitio- hasta que se declaren en suspensión de pagos o bancarrota o lo que sea- cobrando un buen dineral mientras que nosotros cobramos muy mal- sobretodo yo- y nos joden con que tienen que recortar plantilla. ¡Que se recorten a sí mismos!.

Es una pena, la verdad, porque en este sitio había un ambiente fantástico hace no mucho tiempo. Pero cada vez quedan menos personas y menos risas. Bueno, quedo yo, que soy como una cheerleader de metro noventa con barba. Pero a mi tampoco me quedan muchas ganas de reír.

Sobretodo, por dos motivos. El primero, porque todavía estoy esperando mi merecido aumento de sueldo y que no me van a dar. No me importaría que no me lo subieran -en época de vacas flaquísimas- si supiese que a ningún jefecillo se lo han subido. Serán perros. El segundo, porque ya no me queda mucho tiempo aquí y dentro de poco tiempo, si este barco se hunde o no dejará de importarme.

Un beso.