Y los tres bajaron de sus camellos lentamente. Sacaron de sus sacos unos regalos y se acercaron dentro del Portal. Tuvieron que hacer cola, porque estaba petado de campesinos esperando para las rebajas de enero.
Mientras andaban, uno de ellos pisó una mierda. Maldijo entre dientes. Giró la cabeza y vio a una persona menuda cagando ininterrumpidamente a un lado del lugar. Su mierda parecía no tener fin.
Al cabo de dos horas les atendieron. Había una señora con pinta de estar colocada, apoyada sobre un burro. Estaba medio desnuda y ensangrentada. Tenía pinta de bestialismo entre especies. Ya no quedaba gente decente, pensó uno de ellos.
A su derecha la misma escena. Un hombre de aspecto rudo, cornudo, camisa de lana con cuadraditos y pantalones de pana, fumándose un piti a lomos de una vaca. Por el aspecto de la vaca, ese hombre se había propasado con ella.
El negro les señaló hacia arriba. Había un hombre colagado en la viga más alta del cobertizo. Le habían clavado las alas en la madera como si fuera una mariposa gigante. Su ropa estaba desgarrada y emanaba sangre por varios lados. También le habían amputado un brazo.
El pequeño niño se levantó y se acercó a los tres tipos. Les hizo una reverencia. Luego se sacó un puro de alguna parte de su pañal. Chasqueó los dedos y apareció una llama de fuego en su dedo. Con él, se encendió el puro.
- Así que tú eres J...- empezó uno de ellos.
- Exacto- les respondió el niño, con una voz grave- ¿Cómo me habéis encontrado?.
- Por esa estrella - dijo el negro.
El niño miró por la ventana extrañado. Estuvo mirando un rato, hasta que se dio cuenta de lo que sucedía.
- No es una puta estrella- exlcamó- es un cohete.
Entonces, por arte de magia, aparecieron por ahí decenas de soldados, tanques y helicópteros. Los soldados empezaron a acribillarles a todos. Sólo sobrevivió el niño, aunque tenía heridas mortales.
- ¿Por qué los habéis matado a todos?
- Estamos hartos de los sucios palestinos.
- Pero... pero ¡si somos judíos!.
- No extactamente. Belén es parte de la Autoridad Palestina. En teoría todos vosotros sois sucios seguidores de Hamás. Tenéis que morir.
- No podéis hacerme eso. Soy el "rey de los judíos". Lo ha dicho ese de ahí.
- Me temo que ya no podrá corraborarlo.
- Pero... pero la historia no era así. Yo tenía que llegar hasta los 33 años. Y debían matarme los romanos. No vosotros.
- Te jodes. Como dijo Herodes.
El soldado no dudó. Disparó al niño que acabó agujereado hasta el tuétano. El niño cayó al suelo sobre un charco de sangre. Antes de expirar, dijo: "Perdonales señor, porque... no saben lo que hacen...".
Oh, sí lo sabían, pensó el soldado. Ahora se iban hacia Gaza para ir poniendo las cosas difíciles ya a esos sucios terroristas.
Un beso.
Escrito por Jake| 6 de Enero 2009 a las 09:09 AM|¡Genial! y ahora la versión musical.
El Replicante es apio| 6 de Enero 2009 a las 12:29 PMEso se lo dejo a Nacho Cano.
El Replicante es Jake| 6 de Enero 2009 a las 03:07 PMGenial!!! Me encantan estos relatos tuyos.
El Replicante es Zim| 7 de Enero 2009 a las 09:31 AM¡Gracias!
El Replicante es Jake| 7 de Enero 2009 a las 10:48 AM