EL CASO IFON

Yo siempre he sido bastante fiel. A lo que se refiere a personas, animales y objetos. Por ejemplo, mi fidelidad hacia con Coca-Cola, nunca la cambiaría por una Pepsi. Antes me tomo cualquier otra cosa.

Con los móviles me pasa lo mismo. Siempre he sido un chico NOKIA. Son bonitos y muy fáciles de usar. ¿Para qué quiero más? ¿Que se rompen pronto? Todos los móviles se rompen pronto, en un sentido metafísico. Además, para eso tengo puntos Vodafone y cambiarme de móvil totalmente gratis. Vodafone es otra marca guay.

El problema llega ahora. El 11 de julio pondrán a la venta el iphone en España. Y es guay, la verdad. Y yo quiero uno. Pero entonces tendría que pasar por encima de mis principios más elementales, ya no sólo por pasar de mi flamante nuevo NOKIA, sino que tendría que formar parte del Imperio del Mal, Telefónica. Y eso sí que me jode. Y además perdería mi número antiguo y tendría que enviar mails para poner mi número nuevo y es un puto lío. En fin, que es un merdé.

Recuerdo cuando me compré mi ipod, allá por 2003. Ni Cristo tenía uno. De hecho, era tan poco común, que ni siquiera existía un cable USB para PC. Ni siquiera tenían el iTunes para los ordenadores que no fuesen Mac, y instalaban un programa que se llama Musicmatch Jukebox 8. Pero aquella época bonita pasó y ahora todo el mundo se ha convertido en un fanático de Apple y de la madre que lo parió. Y eso un punto negativo, claro.

Un beso.