TOC

No sé si cuando uno dice que tiene un trastorno obsesivo compulsivo se refiere a uno en concreto, o significa que puede tener varios desórdenes englobados en uno. Espero que sea uno sólo, porque ir diciendo por ahí que tienes trescientos queda un poco rarito.

No hablaré de todos, pero tengo uno de ellos con los números. En el orden de mi desordenado cerebro todo tiene que ser 1, 5, 10, 15... tiene que terminar en múltiplos de cinco. De otra manera me siento raro, confuso. Está claro que hay cosas que no pueden ser, como el número de guisantes que se ponen en un plato, pero afortunadamente mi desorden no es tan bestia como el de Beckham, que tiene que organizar las cosas que hay en la nevera por orden alfabético.

Una de las más caras, fue cuando me compré unas camisetas por internet. Había tres que me gustaban, pero tuve que comprarme dos más que no me he puesto nunca para que el número fuera cinco. O cuando compro latas de Coca-Cola, o compro packs de diez o en lugar de eso me compo una botella de un litro.

El sábado me volvió a pasar. Comprando cómics me pillé La muerte de Superman, el tomo de 700 páginas, y luego me encontré con que había un número de El Bruto que no tenía. Y entonces me pillé los dos números de Conan que me faltaba y el Marvel Zombies: Army of Darkness. Bien, cinco. Pero luego vi que había un Marvel Zombies de Pantera Negra y tenía que pillármelo. Y ya eran seis. Y me cogí cuatro cómics más hasta llegar a los diez. El sexto número de la serie Lobo, Shazam! de Jeff Smith, Invencible y El Incorregible Hombre Hormiga de Robert Kirkman. Al final me dejé el sueldo del mes en la puta tienda de cómics. Mierda.

Un beso.