BEOWULF

Sí, yo entiendo a Beowulf. Pocos hombres no caerían en la trampa de la malvada bruja. Sobretodo si esa malvada bruja se llama Angelina Jolie, está completamente desnuda y te agarra del nabo con una de sus manos. Y tampoco es que esa tía sea mi preferida. Por no serlo, no está en mis Chicas Turbadoras - o al menos, de momento- pero hay momentos en la vida en los que cualquier cosa te viene bien.

Lo que no me gusta es que cambien la historia del cuento. Vale, hay cosas que las cambian para que sea más cinematográfico, pero hay otras que no, simplemente lo cambian porque les sale de la minga dominga. Así que para evitar errores, os contaré la historia de verdad de ese héroe.

Beowulf era un Juto, que desde el principio dio muestras de su fuerza y valor. Una de esas veces fue peleando contra Breka en una devastadora pelea que les llevó hasta sumergirse en el mar. Pero el problema fue que las olas llevaron a uno y a otro a sitios diferentes. Breka llegó a la orilla, y Beowulf fue arrastrado a las colinas donde tuvo que luchar contra monstruos marinos. Cuando llegaron ante el rey, Breka recibió un premio y Beowulf recibió su espada legendaria, Nägeling.

Tiempo después un trovador contó que el rey de Dinamarca había hecho una gran fiesta en su nueva sala de fiestas y que por la noche dejó a sus 32 mejores hombres para que la custodiaran. A la mañana siguiente no quedaba rastro de ellos y sólo habían unas huellas de sangre que lo conducían al interior de un lago. Era el gigante Grendel, que había vuelto después de muchos años de paz.

Beowulf fue y pidió al rey de Dinamarca que le dejara ahostiarse con el gigante. Así que él y sus soldados se quedaron en la gran sala, pero todos se quedaron dormidos y sólo Beowulf estaba despierto. Llegó el monstruo y lo primero que hizo fue zamparse a un soldado. El segundo a quien intentó devorar fue a Beowulf, pero éste consiguió vencerle y arrancarle un brazo, que colgaron en la sala de las fiestas como trofeo.

La noche después de celebrar la victoria, la madre de Grendel fue al castillo, recogió el brazo cercenado y raptó a uno de los guardias. Beowulf cuando se enteró prometió matar a la madre de Grendel. Siguió el rastro hasta el lago y se encontró la cabeza del soldado raptado en lo alto de una pica. De todos modos entró y le cortó la cabeza a la madre y al hijo. Volvió a ver al rey Hrothgar, que le hizo un porrón de regalos y volvieron a su tierra.

Ya allí, el rey de los Jutos murió en un ataque a Frisia y su hijo era demasiado joven para ser rey. Le pidieron a Beowulf que fuese rey en su lugar, pero él lo rechazó y se autoproclamó defensor personal del heredero.

Cuando Hardad creció y se hizo rey, dos chicos que se habían rebelado contra su padre, que era rey de otro país de por allá, y pidieron asilo al chaval. Él lo aceptó e intentó convencer a los dos chicos de que hicieran las paces con su padre, lo que no les sentó muy bien, y se cargaron al rey Hardad. Cuando los hermanos renegados intentaron huir, uno de ellos murió, pero el más pequeño consiguió salir con vida y acabaría proclamándose rey de los suecos.

Beowulf aceptó la corona está vez y defendió su tierra de la invasión sueca. Pero Beowulf se los cargó a todos, incluso al rey de los suecos.

Cuarenta años después, le dijeron que un terrible dragón estaba puteando un pueblo de su reino. Pese a que ya estaba viejuno, decidió ir a por él. Lucharon y consiguió matar al dragón, pero acabando tan malherido que murió. Todas las riquezas del dragón fueron entregadas a su pueblo, de buen rollo.

Se le enterró en un montículo desde el que podía ver el mar y el cual lleva su nombre.

Un beso.