DIE UNENDLICHE WOCHE

Qué puta semana más larga. Se me ha hecho eterna. Hacía mucho tiempo que no tenía tantas ganas de que llegase viernes. ¡Por fin!.

Primero, por lo que del insomnio que ya he mencionado un millón de veces en este blog. Hace que a las siete de la tarde, después de un largo día de trapicheo, llegue a casa destrozaíto perdío. Pero aún así no puedo sobarme. Yo creo que es porque pienso demasiado. Y eso no me deja sobar. La genialidad no tiene horarios.

Luego, porque el sábado pasado me fui a sobar a las tantas de la mañana, y como no tenía ganas de buscarme una manta, decidí dormir en pelotas sobre mi cama. A la mañana siguiente ya tenía la nariz que chorreaba por todos lados. Ahora no salgo de casa sin un par de paquetes de Kleenex, y me muevo con un jersey por todos lados. ¡Putos resfriados otoñales! Cada año es el mismo infierno.

Y por último, porque ha sido una semana bastante aburrida. Sin nada especial. Simplemente una semana menos para morir. Aunque espero que al menos el fin de semana sea algo más interesante.

He estado deseando que llegase el viernes de una maldita vez. Al menos, hay un par de cosas interesantes que hacer. Celebrar la borrachera que me deben. Bueno, en realidad son dos, pero con una me conformo, que uno ya tiene una edad y no sé si aguantaría potarle a la chavala gordita y al taxista en la cara como la última vez. Ir a ver la nueva peli de Woody Allen. Y mirar a ver cuál de la cantidad infinita de juegos que ha salido estos últimos días me compro, que hace tres meses que no tengo juguetes nuevos. Bueno, en realidad no tengo juguetes nuevos porque no tengo mucho tiempo para catarlos, pero como ahora me paso las noches en vela, pues así tengo algo que hacer. Mientras tanto, seguiré jugando al WoW, a ver si lo exprimo un poco.

Y aunque la diversión sea la mitad de la que me gustaría, al menos podré descansar del mundanal ruido. O no.

Un beso.