DE LOS SIMPSONS

Ayer fui a ver la película de Los Simpsons. La mayoría de nosotros, por no decir todos, hemos visto en algún momento esa serie. Algunos más. Otros menos. Otros compulsivamente. Incluso algunos filosofan sobre el contenido de algunos de sus chistes. Personalmente, yo soy de los compulsivos, que se puede pasar una tarde recordando frases míticas de Homer Simpson.

Sea como fuere, la familia de Springfield se ha vuelto un icono pop tan grande como puede ser la Coca-Cola. Y al cumplir sus 20 años, Matt Groening, el creador, ha decidido dejar de lado la serie y centrarse en otros proyectos, como el de retomar la injustamente tratada Futurama. Aunque supongo que en Antena 3 nos seguirán poniendo episodios durante diez años más.

Crecer con Los Simpsons. Idolatrar a Homer Simpsons. Partirse el culo con ellos. De alguna manera, la película de la familia más famosa de Springfield es un punto de inflexión en nuestras vidas. Llegar a la película y que se a la serie le queden dos o tres años más de vida, confirma que hasta ahora nuestra vida será mucho peor. No digo que nos sucidemos en masa, pero es como subir a la montaña rusa. Primero subes lentamente y cuando estás en lo alto, ¡zas! en toda la cara.

En fin, que ayer fui al cine a ver la nueva película de Los Simpsons. No está mal, yo me reí bastante, aunque no es la hostia en verso ni mucho menos. Le faltó algo de chispa, un poco de mala leche. Y que faltaba algunos personajes míticos, como el director Skinner. Ni siquiera salió el clásico "Excelente" de Monty Burns.

En algún momento desde que se estrenó la película, se decía que en ella se mataría a algún personaje muy importante de la serie, como para dejar constancia que es el final de los finales. Al final no ha sido así, porque se confirmó que la serie duraría tres o cuatro temporadas más. Para mi gusto es demasiado tiempo. Que se acaben de una vez, que al final todo el mundo acabará odiando a muerte a Los Simpsons, gracias a la mierda de episodios que hacen últimamente.

Un beso.