ORAL

Lo agarró y se lo metió en la boca. Después de darle varias vueltas con la lengua, pensó que estaba demasiado caliente.

No sólo estaba caliente sino que parecía ser poco higiénico. Seguro que esa mierda no hubiese pasado ningún control de calidad. Aún así, siguió lamiendo y recorriendo con la lengua todo el tronco.

Y no parecía muy saludable. Es decir, hay gente que dice que si usas mucho la lengua, en algún momento puedes tener cáncer de laringe. Y además era demasiado grande. Ancho, sobretodo. Y, de vez en cuando, al introducirlo en la boca le daban arcadas.

Siguió lamiendo y lamiendo, mientras movía la mano arriba y abajo. Si lo hacía durante cierto tiempo salía liquidillo. Tragarse eso era lo que más le gustaba. Le daba una sensación de poder. Realmente era lo único que le gustaba de hacer eso.

Tampoco es que la cosa fuera para su placer únicamente. Por supuesto, era un intercambio. Había un hombre esperándolo. Gracias a eso, hacía feliz a un señor que, quizás le devolverá el favor de alguna manera.

Por eso, pese a sus cosas malas, seguía comprando polines.

Un beso.