29 de Octubre 2006


EL PERIPLO

Vaya día el de ayer. Imaginaos que la noche del viernes no dormís un carajo por cualquier motivo, y al día siguiente viene un colega a las nueve de la mañana para ver el concierto de Muse. A partir de ahí, todo bien.

La cosa empezó a desmadrarse a partir de la 13:30. Fuimos a comer a una sachichería de la Rambla de Cataluña y ahí ya nos pedimos medio litro cada uno de Franziskaner. A partir de ese momento no dejamos de beber cerveza hasta las ocho de la mañana del día siguiente.

Después de comer fuimos al barrio gótico, a un bar cercano a la calle Tallers y luego a L'Ovella Negra, y entre los dos sitios nos trincamos quince cervezas cada uno. Obviamente la cosa era que empezábamos a ir ya tajas. Cené con Azid y nos fuimos al concierto de Muse, donde bebí poco, porque estaba hecho caldo. De bajón y TAL. El concierto estuvo bien. Lo que más me gustó fue las luces y el tinglado ese y el batería, que era una máquina.

Luego volvimos a Barcelona y acompañamos a Azid a que cogiera el autobús a su casa. Y como yo no tenía un chavo mi colega decidió pagarme toda la noche. A mi me supo mal, pero a él no. "¿Pero es que no sabes que estoy forrado?", me decía continuamente. En fin, fuimos al Tequila.

Bebimos en el bar ese doce cervezas más. Y había una chica con cara de chalada que no paraba de mirar a mi colega. Él no le hacía caso, porque nunca es buena idea enrollarse con una loca y, además, cogía el avión en breve. No podía ser. Pero la chica lo intentó. Se le acercó y empezó a comerle el tarro e intentó besarle más de una vez, pero él no se dejó. Menos mal. La chica iba tan pasada de vueltas que le pidió el clavo (sí, clavo tal cual) que llevaba él en la barbilla y se lo puso en la ceja, con otro que ya llevaba.

Aunque lo mejor fue disuadirla. Empezamos a inventarnos paranoias de nuestras vidas, y nos descojonábamos. Le dijimos que eramos de un grupo de música de palmeros (que tocan palmas, of course INCISO: Esto lo dijimos porque yendo al Tequila dijimos que odiábamos a la gente que hacía palmas) y que nuestra música era una mezcla entre Ketama yJudas Priest, la tía se lo tragó. Luego le dijimos que nos íbamos a ir a Australia para hacer carrera. De hecho, nuestra idea era participar como secundarios en el rodaje de El Hobbit y luego dedicarnos a ser caza cocodrilos profesionales. Australia era nuestra salvación. También se lo creyó. Y al final nos contó la chica una historia de que había ido a una fiesta de Halloween en Zaragoza y que se había encontrado un ángel que la protegió de todo lo malo. Y que como no le pidió sexo, debía ser un ángel. Porque todo el mundo sabe que los ángeles son asexuales.

Al final obtamos por la disuasión más bestial. Empezamos a acariciarnos las piernas y a colocarnos bien el pelo uno de otro, y al cabo de media hora, la chica entendió que no tenía nada que hacer. Se volvió con el tipo que estaba antes, un sudamericano que se pasó la noche meditando en el bar. También había un tipo gordo que estaba detrás nuestro, y que escuchaba nuestras conversaciones sobre Australia y flipó. Cerramos Tequila y nos fuimos a la Baguetina Catalana a comernos un bocata de cuatro euros cada uno.

Luego mi colega insistió y fuimos al Karma, un sitio que está abierto hasta las seis de la mañana, a diferencia de los bares tradicionales que cierran a las tres. Nos hicieron pagar diez euros por personas y decidimos que, como habíamos pagado, teníamos derecho de hacer lko que quisiéramos ahí dentro. Y lo hicimos.

Cambiamos nuestros nombres y nuestra manera de pensar. Yo era Orhan Pamuk, que para quien lo sepáis, es el último ganador del Premio Nobel de Literatura. Mi colgea era Milan Kundera, el escritor de La insoportable levedad del ser.

Ahí nos bebimos seis cervezas cada uno. Y pasamos durante toda la noche, preguntándoles a todas las personas del local, ¿quién creían que había ganado el Premio Nobel de Literatura?. Nadie lo sabía.

Luego, cuando cerraron el garito, nos fuimos a desayunar. Mi amigo diciendo a las putas qué defectos tenían, y hablando como si fuese Gandalf sobre su Periplo. Es una palabra que le moló. Incluso con los gritos que pegábamos sobre periplos y chorradas de esas que no recuerdo, conseguimos rechazar a los moritos vendedores de rosas y de cerverzas. Pensaban que les ibamos a pegar.

Desayunamos y cada uno fue por su lado. Él, al aeropuerto. Yo, al sobre. Estoy tan cansado... En fin, dedntro de seis meses, otra como esta.

Un beso.

Escrito por Jake|29 de Octubre 2006 a las 04:34 PM|


Comentarios

pero como moló MUSE!!!!

pd: El bateria, crack, pero El sR. Bellamy, tampoco anduvo mal: estuvo sembrao: jugón!!!

El Replicante es Sainthropee|29 de Octubre 2006 a las 05:23 PM

Sí, estuvo bien también.

El Replicante es Jake|29 de Octubre 2006 a las 06:24 PM


¡Al ataque!










¿Debo recordarte?