2 de Diciembre 2005


OKINAWA

Una ráfaga de viento sopló por entre las cañas de bambú, que repiquetearon sin cesar durante unos minutos. El sargento Myoshasumi, de la guardia del shogunato, fue a inspeccionar la zona con varios de sus hombres. Rodearon el pequeño lago lleno de peces celestiales y volvieron a sus posiciones iniciales.

Mientras todo esto ocurría, Sasuke esperaba tranquilamente encima del tejado del palacio. Era imposible ser visto por ojos normales, pues él era un excepcional alumno, entrenado bajo la cruel enseñanza de la técnica ninja. Con unos movimientos silenciosos, recorrió toda la superficie pagoda del tejado del palacio y saltó al pequeño muro que rodeaba la zona.

Cuidadosamente fue deslizándose hasta colocarse encima de uno de los guardias exteriores. No tenía ninguna oportunidad: saltó hacia abajo y, con un movimiento más rápido que el rayo, degolló al guardia. Abrió la puerta.

Allí esperaba otro hombre. Era de unos treinta y muchos años. Vestido con una fina túnica blanca y dos espadas entrecruzadas. Uno de sus ojos estaba cubierto por un parche. Se llamaba Hazuki, y era un samurai sin señor. Un ronin.

Con un gesto Sasuke ordenó al samurai que le siguiera, y cruzaron todo el parquecito hasta que llegaron a una puerta del palacio.

- ¡Está cerrada!- exclamó Sasuke, indignado.
Hazuki apartó al ninja de su camino, desenvainó la katana y cortó la puerta por la mitad. Algún día tendrían que cambiar las puertas de papel por puertas de madera. Y esperaba que fuese antes de la caída de la era Meiji.

Siguieron el pasillo y giraron a la izquierda. Allí había una mesa con cuatro guardias jugando al Backgammon, excepto uno, que intentaba un Oirgami: conseguir un dragón milenario con la servilleta de la comida.
Sasuke avanzó tres pasos gritando cosas intraducibles, y cuando, sorprendidos, intentaron llevarse las manos a sus espadas reglamentarias, se dieron cuenta que sus cuellos habían sido rebanados por cuatro shurikens. Se desplomaron teatralmente, como todos los japoneses, mientras expulsaban cientos de litros de sangre.

La siguiente puerta llevaba a un recibidor con tres puertas más. Una de ellas, la derecha, llevaba hacia el dojo de entrenamiento de las tropas imperiales. La que estaba situada a la izquierda conducía hacia la puerta principal, donde esperaba la guardia del emperador. En la última puerta se debía esconder el bastardo al que buscaban.

Abrieron la puerta y encontraron una gran sala llena de muchachas vestidas con kimonos de diversos colores, con las caras pintadas de blanco y extraños peinados. Algunas se asustaron al ver a los dos guerreros entrar; otras, por el contrario, se lanzaron para adorar y encandilar a los dos hombres, el último grupo de geihas les inspiró tanto que llegaran, que se dispusieron a escribir haikus.

- ¿Dónde se encuentra la bella Arimi?- gritó Hazuki, furioso.
Al no recibir respuesta, le cortó un brazo a una de ellas, causando un gran alboroto.
- Repito: ¿dónde coño está la bella Arimi?.
Ninguna respondió. Intercambiaban miradas incrédulas bajo esos kilos de maquillaje.
Hazuki sacó la espada y empezó a rebanar cuerpos, mientras chorreaba la sangre. Mientras, gritaba el nombre de su amada.
- ¿Arimi no es la nueva perra del Emperador, su gloria sea por siempre?- dijo una de las chicas que no conseguía la sílaba adecuada para terminar su haiku.
Hazuki salió corriendo en dirección a la puerta más cercana. Subió las escaleras y caminó sin problemas hasta una terraza.

Allí, un hombre vestido de general ordenaba a unas extrañas tropas a que se enfrentaran a los protagonistas. Los soldados llevaban cascos de colores y números en camiseta y espalda. Ninguno llevaba armas. Lo curioso del ejército es que tenía que superar extrañas pruebas antes de llegar a los dos guerreros. Esquivar bolas con pinchos, lanzarse sobre una tabla de planchar, etcétera.
Pocos fueron los que llegaron a los dos amigos, y ninguno el que sobrevivió.
Salieron corriendo en pos del hombre disfrazado de general, que subía por unas escaleras hacia otra parte del palacio imperial.
Subiendo, se encontraba las puertas de la entrada a las habitaciones privadas del Emperador. Los guardias no dieron problemas, y entraron.

En la habitación un hombre vestido con muchas plumas de diversos colores, se divertía mientras bebía sake, alrededor de un montón de mujeres semi- desnudas que se iban turnando para cantar en un karaoke. En el escenario estaba Arimi, vestida de conejita, mientras intentaba darle una nueva dimensión a la canción tradicional japonesa.
El emperador se giró hacia ellos, se quitó el casco emplumado y dijo:
- ¿Qué se os ofrece?.
Fue entonces cuando lo vieron. Los ojos del emperador eran redondos. No rasgados como los del pueblo celestial japonés. ¡Su Emperador era un sucio perro occidental!.
- Desde hace años, los americanos controlamos el mercado japonés. Pero para mantener a raya vuestras extrañas técnicas de huelga, y conseguir más producto por menos beneficio, preferimos asesinar al verdadero emperador y sustituirle.
Y por eso estás tú aquí ahora, joven Hazuki. Porque eres el hijo bastardo del antiguo Emperador Moritoyi. Tienes sangre real y debemos hacer que desaparezca.
- ¿Yo?. ¿Sangre del Emperador? ¡No puede ser!¡No dejaré que esto termine así!.
Hazuki hizo un intento de desenvainar su katana, pero antes de conseguirlo, había sido liquidado por su amigo, Sasuke, al que habían sobornado con tres chicas del harén personal del Emperador y una casita a las afueras, en la prefectura de Kaziwa.

PD.: Así es como deben sentirse los orgullosos japoneses al enterarse de que la hija del emperador ha decidido casarse con un don nadie y que desaparezca la estirpe de su familia.

Un beso.

Escrito por Jake| 2 de Diciembre 2005 a las 10:27 AM|


Comentarios

Mola. Esta historia lo tiene todo. Katanas, muerte, sangre, japoneses/as, yanquis repugnantes, karaokes, muerte, Hazuki, Humor Amarillo (Kitano's castle)... ¿Qué más puedo decir? Bueno, sí. Que este es un problema endémico de las monarquías. Se acabó la endogamia, y por lo tanto el poder desaparecer por esterilidad... recuerden a los Austrias: empezaron con un Carlos V y acabaron con un Carlos II.

El Replicante es Zeros Metallium| 2 de Diciembre 2005 a las 12:19 PM

Me alegro que le guste. Sólo decir que era Carlos I en España y V en Alemania.

El Replicante es Jake| 2 de Diciembre 2005 a las 12:29 PM

Esto es una maravilloso

El Replicante es Cassady| 2 de Diciembre 2005 a las 10:55 PM

Si señor, una buena historia....


Pero no hagan como yo, que me leí la "pequeña historia de Japón", y estoy decepcionadísimo....

resulta que los samurais son los primeros mariquitos de la historia...

La cosa es que como estaban mucho tiempo fuera de sus casas, con su señor, solia estar bien visto que se "tocaran" unos a otros!!!!

Habrase visto!

El Replicante es goldhands| 3 de Diciembre 2005 a las 07:14 PM

Jake, si has de modificar mi puto mensaje, al menos hazlo bien. ¿"Esto es una maravilloso"? Por amor de Dios tío, y luego dices que sabes escribir...

El Replicante es Cassady| 3 de Diciembre 2005 a las 10:52 PM

GOLDHANDS: Pero molan igual.

CASSADY: Era para que se pareciera más a tu intelecto.

El Replicante es Jake| 4 de Diciembre 2005 a las 12:44 AM

Ufff, no viene a cuento, de hecho aún no he leído el post, pero es que ya no puedo. Acabo de echar un vistazo a algunos comentarios en "¡VIVA LA AUTOMUTILACIÓN!" y se me ha revuelto el estómago. Creo que voy a vomitar...

El Replicante es Acelgafrita| 4 de Diciembre 2005 a las 01:13 PM

¡Imagínese tenerlos en su propia casa!
¡Ya no aguanto más!

El Replicante es Jake| 4 de Diciembre 2005 a las 02:50 PM

Yo acabo de dejar un comentario, sobre vivencias mias personales. Por si puedo ayudar a esos muchachos a enderezar su camino....

Me ha parecido realmente horroroso, así que me he reido de ellos para que se sientan peor!

No se porque soy tan malo....

El Replicante es goldhands| 4 de Diciembre 2005 a las 09:58 PM

Ya he leído su comentario. Muy instructivo, sí ;p

El Replicante es Jake| 5 de Diciembre 2005 a las 02:55 AM

Qué historia más triste. Goldhands, menos mal que aún le queda un huevo, algo es algo.

Pero Jake, ¿qué ha hecho usted para tener invitados tan raros? Aún no me he recuperado de la impresión que me ha producido la tía que con el bisturí del 20 y pico se corta el muslo y no puede parar la hemorragia, y cuando consigue pararla se ríe de sí misma por haberse preocupado. ¿Serán aprendices de vampiros?

El Replicante es Acelgafrita| 5 de Diciembre 2005 a las 03:07 AM

Hay una teoría sobre los blogs con background negro... pregúntele a Amanda.

El Replicante es Jake| 5 de Diciembre 2005 a las 05:02 AM


¡Al ataque!










¿Debo recordarte?