PIMPINELA REBUILT

- Pom, pom.
- ¿Quién es?.
- Soy yo.
- ¿Qué vienes a hac…buscar?.
- A ti.
- ¿¡A las cuatro de la mañana!?.
- Errr… ¿ya es tarde?.
- ...O muy pronto.
- ¿Por qué?.
- Porque prefiero dormir…
- …
- ¿uh?
- … “por eso…”
- “¿por eso qué?”.
(señal con los ojos).
- ¡Ah, sí!. Porque prefiero estar sin ti.
- Estás mintiendo, ya lo sé.
- ¡Que te pires!. Y olvida mi cara, mi número de teléfono y la dirección de mi casa.
- ¡NO TE PUEDO DE CREER!.
- ¡Vete!. Olvida las mañanas que llegabas borracho y me pegabas y me violabas. Las veces que me tragué tu puta lefa. Todos los días que “me sujetaba los tobillos” de pie y me la endiñabas sin contemplaciones...
- Bueno, yo…
- ¡Que me olvides!. De las veces que me metías mano en los cines. Que te hacías pajas viéndome follar con otros hombres. Las veces que practicábamos menais a trois con mi hermana de quince años…
- Esto…
- O aquella vez que nos fuimos a París y tuvimos que inventarnos lo que vimos porque no paramos de follar en toda la semana. O cuando grabamos una peli porno casera y conocimos a aquella pareja de intercambio. O cuando me alquilaste a esa madame de una casa de sumisión durante tres semanas…
- Eso fue...
- Aunque seguro que lo que más echaremos de menos era lo que me divertía con esa herramienta que tenías. Ese falo al que llamábamos “faro" por sus similitudes de tamaño. Cómo me gustaba sentirlo entre mis piernas mientras me sacudías violentamente y yo no podía más de chillar con todas mis fuerzas. Y me sujetabas de mis rizos y me volteabas de un lado a otro. O cuando nos tuvimos que mudarnos de casa porque armábamos tanto jaleo que nos hicieron una moción de censura…
- …
- …
- ¿Me comes la polla?.

Un beso.