El caballero avanzó por entre las grandes rocas con cuidado, esquivándolas con su gran corcel blanco.
Cuando llegó a la entrada de la cueva, ató su caballo a un árbol que aún quedaba en pie. Desenvainó su espada, sujetó su escudo y entró con cautela por la cueva.
El pasadizo era largo y grande. Muy oscuro. No le quedó otra que encender una antorcha con un trozo de tela de su ropa y atándola alrededor de un hueso. Siguió avanzando.
Poco a poco, el aire empezó a ser asfixiante. Había una peste a podrerumbre y a suciedad que podría haber tumbado a Rasputín.
Al salir del pasadizo encontró una gran cámara atestada de cantidades inimaginables de tesoros. Millones de monedas de oro. Joyas, cofres, espadas, armaduras construídas de diamante. Todo lo que cualquiera podía soñar. O casi todo. Lo único que cualquiera no querría soñar era el dragón que había en mitad de la cámara.
Los grandes ojos del reptil se posaron en los del caballero. ´Tenía suerte que las miradas no matasen. O al menos, eso decían.
- ¿Quién demonios eres?- rugió el dragón- ¡¿Y qué haces en mi morada!?.
- Vengo a rescatar a la princesa que raptaste- contestó impasible el caballero.
- Lo siento, pero llegas tarde. La princesa va a ser devorada esta misma noche. Es mi plato principal.
- ¡Te lo impediré, sucia escoria con escamas!- gritó el humano,poniéndose en posición de combate.
- ¿Pero qué haces, trozo de carne?. ¿Acaso no sabes que lo de los cuentos que los humanos mataron a dragones son sólo historias amarillistas para vender más en las tiradas con pocas exclusivas?.
- ¡No te creo!. ¡La prensa amarilla no ha llegado aún!- contestó su rival.
- Ya veo- meditó el dragón- Pero llegará. Y ese día lo lamentaréis. Sí.
- ¡No me asustas con tus trucos, vieja serpiente!. Prepárate a morir.
- ¿Serpiente?¿Serpiente?. ¿Tú crees que las serpientes pueden hacer esto?- dijo el dragón y acto seguido escupió una llamarada de fuego que derritió el escudo del caballero.
- Err... no. Supongo que no. Dejémoslo en reptil, ¿vale?.
- Bien. Estoy harto de matar caballeros. Tengo todas sus cosas aquí guardadas y empiezan a quitarme espacio. Te daré todas las cosas que tengo si te largas y me dejas comerme a la princesa.
- Em...- el caballero miró lo que quedaba de su escudo. Volvió a mirar al dragón- Creo que no puedo... ya sabes. La pose y todo eso...
- Mira esta armadura de diamante perteneció al gran Baranuk Strigofork.
- ¿Esa es la armadura famosa del legendario Baranuk?¿También lo mataste?.
- Sí. Un chico muy arrogante. Me atacó por sorpresa cuando me estaba haciendo un trabajo personal. Pero se olvidó de un pequeño detalle...
- ¿Cuál?- preguntó el caballero.
- Los dragones tenemos dos rabos- dijo el dragón mientras enseñaba su cola larga. O al menos tenía. ¡Ese maldito bastardo me dejó sin posibilidad de descendencia!.
- Ya veo- contestó el caballero, que empezaba a sentir como las piernas le flaqueaban.
- Y esta espada- prosiguió el dragón- Es la espada del famoso Druelethen, el elfo oscuro.
- He oído hablar de él. Mató a millones de personas en el campo de batalla. Le llamaban el Invencible.
- Jur,jur,jur. El tío llevaba un brazalete mágico. Le protegía de cualquier mal. Pero se olvidó de la segunda regla de los dragones.
- ¿Y esa es...?
- ¡Nunca te fíes de un dragón!- rugió el gran reptil, soltando una llamarada por sus orificios nasales.
- Vale, vale. Hagamos esto - el caballero empezaba a notar que sus tiradas de salvación empezaban a no tener éxito ante esa mole- yo me voy por donde he venido. Me llevo esas cosas que me has dicho... y les digo que te he matado...
- ¿Matado?¿¡Matado!?- el dragón estaba como loco.
- Sí, sí. Es para que ellos crean que ya es seguro andar por aquí... y puedas comértelos mejor- el caballero estaba a un paso de la súplica.
- Mmmm... interesante- dijo el dragón- ¿y qué pasa con la princesa?.
- Les diré que la devoraste antes de que yo llegara.¡Todos lo creerán!.
- De acuerdo, pues. Trato hecho, humano. Vete y no vuelvas nunca- el dragón le tendió las armas.
- Gracias, rep....señor- dijo el caballero dándose la vuelta y marchándose.
En ese mismo instante, la cola del dragón dibujó una ese y se estrelló en el suelo, encima del caballero, aplastánole.
- Te olvidaste de la regla número dos...
Los humanos son taaan increíbles... pensó el dragón maliciosamente mientras dejaba las pertenencias en su colección privada. Voy a pasarme la eternidad matando bichos de estos. ¡Nunca se darán por vencidos!. Y eso que la estúpida princesa lleva trescientos años muerta!.
A lo lejos, un noble caballero cabalgaba por entre las rocas directo a la cueva del dragón para salvar a la bella doncella...
PD.: Feliz San Jordi a todos.
Un beso.
Escrito por Jake|23 de Abril 2005 a las 08:21 PM|Tú eres un poco cabrón. Te mola ver cómo los personajes de tus historias sufren y las pasan putas. Debe de ser por eso que siempre me gusta leerlas :p
Un bico.
El Replicante es Tuxina|23 de Abril 2005 a las 09:16 PMBueno, supongo que el caballero todavía no tenía suficiente nivel para derrotar al dragón. Eso, y que el master era un cabrón...
El Replicante es Zeros Metallium|23 de Abril 2005 a las 10:48 PM"Ganar a un dragón no es cuestión de nivel, es cuestión de muñeca"
Eso, o que se busquen al "Heavy Metal", que ya tiene práctica.
"- ¡Te lo impediré, sucia escoria con escamas!- gritó el humano"
El recurso fácil!!!
Siempre que un humano se queda sin razones, apela al insulto personal!
Los dragones capados, se ponen gordos como los pavos??????
Una gran historia.... :)
El Replicante es goldhands|24 de Abril 2005 a las 10:58 AMNo sé pq pero me ha venido a la cabeza el dragón del Simon the sorcerer XD!
No sé pq pero me ha venido a la cabeza el dragón del Simon the sorcerer XD!
TOma ya! Comentario doble! Dale las gracias a mi maldita conexion de Wanadoo grr
El Replicante es Lyzzie|24 de Abril 2005 a las 12:27 PMTUXINA: Soy un poco cabrón. Pero sólo un poquíto.
ZEROS METALLIUM: ¿Usted también cree que soy un cabrón?. Pues será verdad...
LUA: Gracias señorita concisa...;p
CASSADY: Ayyy, qué razón tienes!. Pero sólo si el Master no es un cabrón, claro...
GOLDHANDS: Los humanos son taaan estúpidos!. Y no es se ponen más gordos por que sí. Pero ante lo traumático que resulta, se ponen a comer descontroladamente.
LYZZIE: Bueno, ése es un modelo a seguir. O el dragón de Zifnab, o Smaug...
Y gracias por tus tres comentarios!
¿Que usted era el máster? Pues pensaba que hacía de caballero... ;)
De haberlo sabido, no le hubiera llamado cabrón. (Que luego palmo...)
Oh! Te podemos llamar cabroncete que es algo así como más tierno y cariñoso y dulce y blablabla?
El Replicante es Azid|24 de Abril 2005 a las 10:29 PMZEROS METALLIUM: Jiji, no,no.
Ni fui master, ni fui personaje.
Sólo es unn relatillo que escribí ayer en treinta minutos de tiempo.
Puse lo de las tiradas de salvación y eso para hacer que pareciese a un juego de rol.
Todo es un juego de rol, de hecho.
AZID: Tú me puedes llamar, señor.
El Replicante es Jake|24 de Abril 2005 a las 10:29 PMDEBES llamarle señor, y arrodillarte frente a él.
¡De rodillas, cuervos!
Usted si que sabe!
El Replicante es Jake|25 de Abril 2005 a las 02:36 PM