EL EMPERADOR DE LOS EEUU

Hablemos de historia paralela, amigos!.¿A alguien no le gusta la historia?.¿A nadie?. ¡Excelente!.

Hoy hablaremos sobre el primer emperador de la historia de los Estados Unidos.

La historia empieza en Londres, en 1819 donde nació Joshua Norton. Dos años después él y su familia se fueron al Cabo de Buena Esperanza, Sudáfrica, para vivir, donde su familia cosechó una buena fortuna.
Poco después se fue a Brasil y después, en noviembre de 1949 llegó a San Francisco, California con 40.000 dólares en plena fiebre amarilla. Creó un imperio comercial abriendo un centro comercial.
Dicen que la gente que no se arriesga, no acaba de conseguir nada en la vida, y él lo intentó: se gastó su fortuna comprando todos los barcos de arroz que llegaban a las costas californianas, lo que provocó que el precio del arroz subiese de 5 a 50 centavos. Pero no vendió, lo que provocó su final. Llegó un cargamento de arroz desde América del Sur y le jodió el negocio.

Arruinado, desapareció de la vista pública hasta el 17 de Septiembre de 1859, cuando se presentó en las oficinas del San Francisco Bulletin portando una nota que sería publicada al día siguiente en primera plana bajo el encabezado: ¿Un Emperador Entre Nosotros?. La nota decía lo siguiente:
Ante la perentoría petición de la gran mayoría de los ciudadanos de estos Estados Unidos, yo, Joshua Norton, anteriormente de Algoa Bay, Cabo de Buena Esperanza, y ahora y por los últimos nueve años y diez meses se San Francisco, California, me declaro y proclamo a mi mismo como Emperador de estos Estados Unidos, y en virtud de la autoridad en mi investida, por este medio ordeno y conmino a los representantes de los diferentes Estados de la Unión a reunirse en el Musical Hall de esta ciudad el próximo día 1° de Febrero con el propósito de hacer las alteraciones pertinentes a las leyes existentes de la Unión para aliviar los males bajo los que nuestro país labora, ayudando así a generar confianza, aquí y en el extranjero, en nuestra estabilidad e integridad..

Una semana más tarde, un segundo decreto hacía saber que a causa de la corrupción en las altas esferas el Presidente era destituido y disuelto el Congreso. A partir de aquel momento gobernaría él personalmente. Redactó un montón de proclamas entre absurdas y divertidas: multaba con veinticinco dólares a cualquier persona que llamara a la ciudad Frisco, o hacer la construcción de un puente que uniese la ciudad de San Francisco con Oakland sin que se entorpeciera el tráfico naval (donde hoy en día está el Golden Gate).

Envió un mensaje a todos los miembros del gobierno, para que fueran al Palacio de la Música de San Francisco para que le rindieran el homenaje pertinente. Incluso, ante su observación de que los mexicanos no podían regirse a sí mismos se autoproclamó Protector de México.

Pero la gente de la ciudad le amaba. Le daban alojamiento y comida gratis. Una vez que un policía le arrestó por vagabundo provocó la indignación de todos lados. Tanta fue la repercusión que el propio jefe de la policía tuvo que liberarle ante la promesa de Su Majestad de que olvidaría el incidente.
Otra vez abolió enfurecido a la Central Pacific por no quererle dar de comer gratis. Al final se resolvió el asunto con el regalo que le hizo la compañía de un pase vitalicio para viajar y comer.
Incluso el ayuntamiento le subvencionó ropa nueva cuando la suya empezó a quedar harapienta y hecha jirones.

Cuando estalló la Guerra Civil, en 1861 convocó a Abraham Lincoln y a Jefferson Davis para intentar de buscar una solución pacífica. Como ninguno de los dos se presentó, ordenó el alto el fuego hasta que él tomara su imperial decisión.

Como siempre andaba mal de dinero, instauró un sistema de impuestos de 25 a 50 centavos para los tenderos y tres dólares para los bancos. Lo curioso es que todo el mundo pagaba.

Cuando murió, en enero de 1880, un total de diez mil personas fueron a rendirle tributo y pasar por delante de su ataud durante dos días. En 1934 se puso una lápida en la que ponía: Norton I, emperador de los Estados Unidos y Protector de México 1819-1880.

Según el San Francisco Bulletin, el motivo del carisma que despertó Norton en la gente se debió a que El Emperador Norton no mató a nadie, no robó a nadie, no se apoderó de la patria de nadie. De la mayoría de sus colegas no se puede decir lo mismo.
Hoy en día, hay una ascociación que intenta que pongan el nombre de Emperor Norton Bridge a uno de los puentes de la ciudad.

Un beso.