26 de Enero 2005


CARTAS DESDE ADDIS ABEBA

Estimados lectores:
Escribo esta carta desde lo más profundo de la celda más vomitiva, casposa, oscura y siniestra de la cárcel de Addis-Abeba, con la estúpida finalidad del deleite personal (no lo hago por vosotros).

Llevo encerrado aquí desde hace ya 10 años, en la celda de al lado de mi antiguo y temido profesor de Matemáticas, llamémosle Pepe, más conocido entre sus múltiples amantes (todos hombres) como “pimpollo primaveral”. La vida aquí no es muy interesante, por lo menos no después de una década entera haciendo cada día lo mismo.
Veinticuatro putas horas al día junto a Pepe dejan la mente de cualquier humano con la misma actividad de un centollo, es decir nula.

Me metieron aquí por una terrible ¿confusión?. Tenía yo 15 inocentes años y mi mente, traumatizada por las intensas e incesantes clases de latín, ya no distinguía la diferencia entre el bien y el mal. La profesora de latín del colegio, Marga Zorra se había convertido de la noche a la mañana en una heroína respetada y admirada por todos y cada uno de los habitantes de una humilde isla colonizada por manadas de alemanes. Los deseos de ver a Marga Zorra ahorcada en lo alto de una farola ardían cada vez con más intensidad en mi retorcida psique, pero necesitaba muchas horas de preparación para pillar desprevenida a la zorra de Marga (quiero decir, Marga Zorra). Eso era prácticamente imposible: la Zorra era la persona más hiperactiva y prevenida que me había echado a la cara. Una maravillosa y soleada mañana, iba yo en el mundialmente conocido cochecito (mientras que sus tembleques me hacían un relajante masaje en la celulitis de mi potente “xua-de-porc-negre”) cuando de repente vi para mi sorpresa a la Zorra flipando en un cruce. No me lo pensé dos veces y me abalancé sobre ella a toda velocidad (cuando digo a toda velocidad, me refiero a 50 km/h, velocidad máxima que alcanza el mundialmente conocido cochecito).Avancé y retrocedí sobre su cuerpo repetidamente, hasta quedar satisfecho. Paré el coche, y al bajar vi el cuerpo de la Zorra despachurrado contra el asfalto. Parecía un zurullo de caballo después de bailar un zapateado encima. En aquel momento fui feliz. MUY feliz. Pero mi alegría duró poco. La gente al ver que me había cargado a la Zorra, conocida popularmente como la nueva “héroe-latinera” empezaron a perseguirme como putos locos para hacer de mí lo que yo había hecho de ella. Y es que la jodida verdad era que la Zorra era un puto ídolo de masas. ¿Quién pondría ahora interminables frases en latín para traducir? La piara de psicópatas me perseguían a una velocidad supersónica. Yo corría como el rayo, parecía Forrest Gump con un petardo en el culo... Bueno, igual me he pasado, la verdad es que les di esquinazo en el primer callejón que encontré.

Esperé allí hasta que toda la gente hubo pasado. Al ver sus caras un sudor frío recorrió mi frente. Sólo de pensar lo que me pasaría si me pillaban por banda me cagué en los pantalones. Cuando ya no habían moros en la costa, salí corriendo hasta casa de “er Manolo”, mi amigo el austrolopithecus (dejando un rastro de mierda que se esparció a lo largo y ancho de la calle). Er Manolo sabría qué hacer, yo confiaba en él aunque era más tonto que el primo-hermano de Mr.Bean. Casi no sabía hablar, se comunicaba a base de gruñidos, berridos, ladridos y semejantes; aún así yo no perdía la fe. Al llegar a su chabola er Manolo me dejó esconderme en su menhir. Pero mi mala suerte no tardó en aparecer de nuevo: después de 2 semanas metido en el menhir la policía descubrió mi escondite, siguiendo el rastro de boñiga que había dejado al cagarme en los pantalones. Al ver la situación er Manolo tuvo la brillante idea de tirar el menhir (Nota- lo de brillante es un sarcasmo, por si alguien con el mismo coeficiente intelectual del Manolo no lo había pillado). Así que tiró el menhir al mar conmigo dentro... Estuve unos minutos flotando sobre el agua y la mierda que hay tirada, y finalmente me hundí a gran velocidad dejando en tierra al Manolo, la policía y todos los fans furiosos de la Zorra. Veinte segundos más tarde estaba en lo más profundo de las aguas mallorquinas. Ahí abajo la vida se ve de otro color (principalmente azul). Pude ver con mis propios ojos (gracias a que el menhir tenía un ojo de buey incorporado) el genuino barco de Chanquete, que después de que consiguieran mover de él a toda la tropa de verano azul lo echaron al vertedero del Mediterráneo, es decir, Mallorca.

El oxígeno se acababa y un terror claustrofóbico se apoderó de mí. Me puse a bailar el baile de san vito y a cantar la sintonía de Barrio Sésamo, y es que estaba desesperado. Mi muerte no tardaría en llegar. De pronto se oyó un golpe seco y el menhir empezó a tambalearse (me metí un pepinazo acojonante). Un submarino se había chocado conmigo al hacer una maniobra forzosa para no atropellar a Willy, la orca esa cursi de la película. Los tripulantes del submarino me dejaron subir y al ver mi estado de histerismo alucinante me ofrecieron un potaje de Valiums. Cuando me tranquilicé y recuperé el sentido, vi que la capitana del submarino era Roman, que por fin se había hecho marine militar. Victoria y su repentino hijo también iban en el submarino, porque Roman les había ido a buscar a Kosovo donde Victoria estaba luchando. Victoria me explicó de dónde había salido ese niño (papá pone una semillita en mamá...). Ella se había enamorado de un soldado ex-montesionero llamado Alonso. Él se fue a la guerra, Victoria fue a buscarlo y ya de paso se quedó ahí a luchar. Su amado soldado murió acribillado (después de haberle dejado la semillita), y Victoria
decidió volver, habiendo perdido una pierna (que los enemigos usaron como torre de control, por la longitud). Después de contarme toda la historia y haberme hecho un torniquete en la oreja, se me ocurrió preguntar hacia dónde se dirigían. Ellos iban a la isla de Sta. Elena a matar unos cuantos malotes, y yo pregunté si podían dejarme en algún sitio que no fuera el culo del mundo. Como les pillaba de paso me dejaron en Marruecos y partieron rumbo a Sta. Elena.

En Rabat (capital de Marruecos, para los que van mal de geografía) llevé una vida bohemia y realmente jodida. Fui a vivir a una casa de okupas, donde las drogas eran parte de la vida cotidiana de todo ser vivo. Me pasaba el día colocado. Mi camello era mi antiguo profesor de Física y Química, al que llamábamos cariñosamente “tito Herebito”. ¿Qué coño hacía él allí?, y ¿qué debía haber hecho para acabar así? Era un buen hombre, aunque un pésimo profesor. En todo el tiempo que estuve viviendo en Marruecos, no me atreví a preguntarle por qué dejó de ser profesor y empezó a traficar en Marruecos, la Meca de cualquier porreta. Una mañana, me dirigía hacia la esquina donde tito Herebito realizaba sus transacciones comerciales, cuando algo me golpeó en la cabeza. Me desmayé, y al despertar me encontraba en un coche (un cuatro latas, todo hay que decirlo) en el que estaba ... ¡¡¡LA ZORRA!!!, ¡NO HABÍA MUERTO!. Casi me da un soponcio. No me podía explicar cómo había sobrevivido, yo misma vi su cadáver. Era imposible que aquella papilla estuviera viva (zorra, con lo que me costó matarla).
La Zorra empezó a comerme la oreja de una forma fuera de lo normal. Mi oreja sangraba, yo pedía clemencia...
-¡Cállate, hija de la gran...!-le decía.
Pero ella ignoraba mis súplicas y continuaba echándome la bronca por haber intentado matarla. Cuando acabó de berrear con su maldito acento de payesa (y payasa) ya habíamos llegado a Addis-Abeba. La Zorra me dijo que había estado buscándome día y noche, como una desesperada para hacer de mi vida un infierno.
-¡Por fin te he encontrado! ¡Haré de tu vida un infierno!
Eso fue lo único que escuché, con el resto de su taladrada hice lo mismo que en sus putas clases: ignorarlo. Una vez en Addis-Abeba, la Zorra me metió un pleito. Hubo un juicio y tal, pero no aclaró gran cosa: el juez estaba comprado por la Zorra, a cambio de un par de favores que hasta el cerebro más caducado podría deducir. Una semana y media después ya estaba en la cárcel.

La cárcel de Addis-Abeba, no sé si por suerte o por desgracia, es mixta. Al principio me pusieron en el primer sector, con los chorizos de poca importancia y payasos por el estilo, a los que habían metido en el trullo por no sabérselo montar bien. Uno de mis compañeros estaba allí porque le habían pillado robando una lata de almejas en su salsa en “El Corte Somalí”. Llevaba tres años allí, aunque su condena era sólo de tres meses. Y es que la policía está un poco despistada con tanta condena que recordar.

En el primer sector duré 1 semana, porque la Zorra se empeñó en que me metieran en lo peorcito de la cárcel. A los policías les entristeció mucho tener que hacerlo, todos estaban hasta los huevos de la Zorra, que no paraba de aparecer por allí para tenerme vigilada. Me metieron directamente en el tercer sector, donde hay unos cuantos asesinos en serie, psicópatas y similares. Allí hice grandes amigos, todos entendían por qué atropellé a la guarra esa, y me animaban a que cuando saliese de la cárcel lo volviese a hacer sin pensarlo. Uno de mis coleguillas era Mohamed “el cabrón sudafricano”. Lo llamaban así porque descuartizó 50 cabrones (macho de cabra, se entiende), y se los hizo comer a su hermano pequeño con una cucharilla de café antes de empalarlo en un poste de teléfonos. Lo peor es que mientras se escurría por el palo le hizo cantar 12 veces seguidas los grandes éxitos de Leticia Sabater, y todo por haberle llamado gordo. En el tercer sector todas las historias que me contaron me dejaron igual de traumatizada. Duré allí 2 semanas; otra vez la zorra de la Zorra (por extraño que suene) hizo de las suyas. Pasé por todos los putos sectores hasta llegar donde estoy ahora, el sector veinticatorce, en el que llevo 9 años, 7 meses, 1 semana, 4 días y sigo contando. Como expliqué al principio de esta carta, mi vecino de celda es el tío más malparido del planeta: Pepe. Las paredes de su celda están llenas de ecuaciones, derivadas, sistemas de vectores... es una pesadilla. Además por las noches habla con la almohada y le cuenta con pelos y señales qué hizo con los cuerpos de los niños a los que mató sanguinariamente después de violarlos. Me sé la historia de memoria, pero no os la contaré. Podría dañar para siempre la integridad moral de los lectores sensibles. Esto es horrible, no puedo soportar ni un día más sus estúpidos chistes sin gracia y sus mariconadas. Sólo espero poder salir pronto de aquí, o en su defecto que Pepe muera por falta de neuronas. Me despido por fin, para que podáis matar a la Zorra por mí.
Hasta nunca, ciudadanos libres españoles.

Un beso.

Escrito por Jake|26 de Enero 2005 a las 10:00 AM|


Comentarios

Oblíguele a deducir la existencia matemática de dios. Y luego, oblíguele a deducir la no existencia matemática de dios. Esto es posible hacerlo (sé de gente). Estará entretenido un buen rato mientras lo asesina. Total, va a estar en prisión el resto de su vida...

El Replicante es Zeros Metallium|26 de Enero 2005 a las 12:14 PM

Me guta. Aunque aquí el trío calavera (por ejemplo yo, Zeros y Jake), hacer un buen seminario para asesinar bien. Y a continuación, publicar el libro de autoayuda

Yo quiero saber qué pasó con Victoria! Quiero saber qué ocurrió con los pantalones!

El Replicante es Azid|26 de Enero 2005 a las 02:45 PM

ZEROS METALLIUM: Err.. si me demuestra la existencia de Dios, cómo me va a demostrar luego que Dios no existe?
Dios no existe!!!

AZID: La burra delante para que no espante!
Lo que pasó con todo eso lo verás en su segunda parte!
Avieibol Sun!

El Replicante es Jake|26 de Enero 2005 a las 03:04 PM

Vaya cómo molas, tio!

El Replicante es ilogica|26 de Enero 2005 a las 03:45 PM

Bueno, pues que se cargue al Pepe, el caso es que haya sangre, muuuuuuuuuucha sangreeeeeeeeeeeeeeeeeeeee

El Replicante es Lyzzie|26 de Enero 2005 a las 06:44 PM

juas, juas; menuda rallada, pero ha molado, es el argumento ideal para una peli,... prueba a hablar con el Segura, a ver si...

Dark kisses

El Replicante es lua|26 de Enero 2005 a las 06:47 PM

ILÓGICA (Y CASSADY): Os he enviado un mail...

LYZZIE: ¿Eso es lo que te enseñan en el hospital?;p

LUA: ¿Segura? Spielberg o nada!!

El Replicante es Jake|26 de Enero 2005 a las 08:53 PM

mmm...no...la verdad es que sangre no veo mucha pero muertos...van 3 en una semana ¬¬

El Replicante es Lyzzie|26 de Enero 2005 a las 09:47 PM

Yo no quiero que me atienda Lyzzie!!

El Replicante es Azid|26 de Enero 2005 a las 09:56 PM

¡¡Ni yo!! como siempre va despistada, seguro que a la hora de operar les saca las cosas que no son!

El Replicante es Jake|26 de Enero 2005 a las 10:29 PM

jajaja pues mejor que no te cuente la que hemos liao esta mañana pa sondar a uno XDD

El Replicante es Lyzzie|26 de Enero 2005 a las 10:37 PM

Cuenta, cuenta!!
cómo le habéis metido la sonda!?

El Replicante es Jake|26 de Enero 2005 a las 10:41 PM

¿Por el agujerito del pito?

El Replicante es Zeros Metallium|26 de Enero 2005 a las 10:48 PM

IIIjjjj! sólo de pensarlo, me duele!

El Replicante es Jake|26 de Enero 2005 a las 11:30 PM

Oiga, que es normal equivocarse de agujero. Es lo que dijo mi madre, cuando supo que una amiga de mi hermana, se había introducido el támpax por el culo... en fín.

El Replicante es Zeros Metallium|27 de Enero 2005 a las 12:03 PM


¡Al ataque!










¿Debo recordarte?