7 de Enero 2005


SEMOS LO QUE COMEMOS

Probablemente lo que voy a decir sea una repetición de lo que se ha dicho ya en miles de medios de comunciación, pero es que la alimentación mundial ha llegado a límites que el ser humano no debería soportar nunca. Y por eso, {Paréntesis Metodológico} se ve obligado a denunciarlo ante vosotros.

Porque, de acuerdo, cada vez la gente trabaja más, está menos tiempo en casa y la mujer también curra. Ni dios tiene tiempo de ir al mercado a comprar productos de calidad, así que la solución es el fast food.

Todo el mundo sabe que la comida rápida es malísima. No sólo nutricionalmente hablando. Pero la gente sigue comiendolo indiscrinadamente. Y, aunque hace tiempo que dejé de ir a McDonald´s o Burger King, reconozco que sigo comiendo de vez en cuando algo de fast food. No hay más remedio.
No voy a decir nada de la comida rápida que no se haya dicho ya. Es asquerosa, no es comida de verdad, parece de plástico. Para comer esa basura mejor hacerse un bocadillito en casa y a tomar viento fresco.

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Pero es que ya no sólo se basa en eso de la comida basura o la comida normal.
Los propios alimentos que se compran en el supermercado normalmente son una especie de combinado de diversos productos químicos y conservantes y colorantes y tonterías en vinagre que hacen que lo que comes o bebes no sea lo que realmente pides.
En la mayoría de bebidas de frutas, por ejemplo, tienen menos de un 6% de zumo... lo demás agua carbonatada y un montón de cosas que empiezan por E-. Así que imaginaos.

Por ejemplo, a mi me pasó hace unos días con un paquete de salchichas. Los abrí para cenar, y empecé a leer un poco lo que llevaban. No eran salchichas de cerdo, eran una mezcla de cuatro o cinco animales juntos. Y además con sabor suavizado para los niños, lo que lleva a pensar que eso no son salchichas. Y claro, ese sabor suavizado hacía que el cilindro de carne no supiese a nada.
O que la carne se encoja en la sarten. Y empiece a salir agua por todos lados. O que la leche que bebemos no sea leche, de verdad, o que los tomates parezca sandías... una mierda.

Las quejas son muchas. Pero realmente a nadie le importa. Sólo importa estar en forma, ser sanos, comer cosas light, que en el fondo, es la misma mierda genéticamente cambiada para que tenga menos calorías.
La historia sería como el ejemplo de la persona que entra en un McDonald´s se compra un Menú Big Mac y pide una Coca Cola Light. Para ser sano, claro. Para estar bien saludable.

¿Qué pasa a los que queremos comer normal?. Los que queremos que la comida sepa a algo. ¿Que las salsas no sean siempre sucedáneos de otras?. Pues que nos jodemos, claro.
¿Es tan terrible pedir que los tomates sean tomates?. ¿O que los plátanos sean plátanos?.

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Bueno y hay algunas personas que siguen hablando de que lo que comemos normalmente es una porquería, seguimos comiendo la misma mierda. Pero no hacemos caso, claro.
Luego, por supuesto hay otra gente que cree que esto es totalmente mentira. No comemos mal. Los McDonald´s son una dieta equilibrada y pura. Y el mundo debe creerles porque el dinero es una gran fuente de confianza.
Y, por supuesto, hay gente que, bueno mueve alguna cosa para intentar frenar una máquina que no se puede frenar. Mientras sigan ganándo millones de dólares, esto seguirá igual.

Pero no os creáis que los chicos ricos que mueven el cotarro alimenticio se van a quedar sin hacer nada,no. Prohibirán los anuncios de comida basura. Y, claro, con la magnífica respuesta que ha tenido en el caso de prohibir las campañas de tabaco [ironía,ironía], y todo el mundo, sabe perfectamente qué cojones es el Burger King, sus esfuerzos no servirán de nada.
De hecho, sólo será un desembolso de más dinero por cosas inútiles, como si no tuviésemos ya suficientes gastos estúpidos.

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Vamos que, en definitiva, seguiremos comiendo la misma mierda por los siglos de los siglos. ¡Y próspero año nuevo!.

Un beso.

Escrito por Jake| 7 de Enero 2005 a las 03:00 PM|


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