TEORÍA DE LAS CAPAS DE LA CEBOLLA

Encontrándose una persona en el más absoluto y bello de los parajes que os podáis imaginar, saboreando los vicios y placeres que siempre deseastéis en el más recóndito rincón de vuestro ser, y disfrutando de las compañías que más nos han impresionado, impactado, ayudado o, simplemente, entretenido, y mientras te alimentas con los manjares más sabrosos que se hayan realizado sobre la faz de la Tierra, las personas tendemos a mostranos, a veces más o a veces menos, distantes.
Ya por si esa distancia sea la misma que separa un milímetro de otro o, por el contrario, sea la distancia que separa las órbitas espaciales de dos planetas cualesquiera, somos capaces de msotrarnos reacios a disfrutar al máximo de los placeres que se nos brindan.
Y aunque esas distancias que antes se han mencionado no condicionen hechos como que las personas puedan estar tan unidas como lo pueden estar sus labios, el cerebro mantiene siempre un pensamiento de desunión, una especie de cable de ayuda contra el hundimiento del yate que tenemos por razón.
Ese cable de ayuda al que nos referimos se desarrolla, por supuesto, de manera individual que cada ser, dependiendo de sus condiciones sociales y emocionales y que van evolucionando sobretodo los años de juventud y adolescencia.
Y ese pensamiento, o ese conjunto de pensamientos, dependiendo de las personas que se vean en dicha posición, variará enormemente su manera e implicación para con las otras personas que le rodean, ya sean personas de su agrado, como en el lugar que nos concierne ahora, o, por el contrario, en la posibilidad de que la implicación sea con alguien que no sea del agrado deseado.
Estas diferencias de implicaciones son, por lo tanto, la que permite, en algunos momentos del proceso vital de la persona ha desarrollarse con variaciones emocionales. Es decir, que las personas, dependiendo de su propio desarrollo mental pueden superar los encuentros positivos/negativos con mayor o menor facilidad.
Este pequeño proceso implica, directamente, en la madurez y racionalidad de la persona, que conseguirá mayor dominio a la hora de desarrollar evaluaciones de situaciones con un porcentaje de error, o mejor dicho, de fracaso emocional, menores a las de las personas que poseen una menor capacidad.
Esta madurez y racionalidad desarrollan el yo de manera más sólida, consiguiendo un mayor equilibrio, tanto físico como mental. Lo que permite que sepa pocesar y comprender aquellas cosas que, por un motivo u otro pasan por su cerebro. Lo que ayudará fielmente a que esta persona ponga los métodos y soluciones convenientes para llevar a cabo la acción correcta.
Las capas a las que la mente humana debe llegar para conseguir reponer o reajustar una funcionalidad excelente, son muchas y complejas, por lo que es necesaria ese "cable de ayuda" que se ha mencionado al principio, y así conseguir que el ser pueda autoayudarse sólo. De otra forma, el sujeto se ve necesitado por terceras personas para adoptar situaciones o estrategias válidas para su reajuste y su estabilidad total.
Estas capas humanas que hemos comentado, podrían mostarse físicamente como las capas de una cebolla. Teniendo en cuenta que estas, al igual que las capas humanas, están superpuestas unas con otras, y, además, cuanto más nos adentremos en cada capa, notaremos que la textura de la misma es más blanda y tierna.
Esta ternura y blandeza se puede aplicar, de manera totalmente simbólica, por supuesto, a las capas humanas antes referidas.
Debido a su semejanza con la simbología de las capas de la cebolla que he comentado anteriormente, esta teoría se le conoce como la Teoría de las Capas de la Cebolla.
Un beso.